Durante varios años, Roberto Sánchez ha fijado una tradición en diciembre: retornar a Nicaragua, su país de origen, desde su nuevo hogar en Costa Rica, donde trabaja como jornalero hace unas dos décadas.
"Quiero pasar junto a mi familia en diciembre, aunque el trabajito lo tenga en Costa Rica", explica Sánchez mientras carga un bolso con algunos regalos para sus allegados.
Carlos Guerra Canales, coordinador de la policía costarricense de Migración en la zona fronteriza de Peñas Blancas, señala que el flujo migratorio en esa zona aumenta al doble o triple durante fin de año.
"Tenemos el fenómeno que muchos nicaragüenses pasan las fiestas con sus familiares, eso hace que el flujo se incremente el doble, o incluso el triple y pasa un promedio de 9.000 o 10.000 personas en un día", detalló Guerra Canales a la Voz de América.
En el año 2022, unos 43.000 nicaragüenses salieron de Costa Rica con rumbo a su país durante las fiestas decembrinas, según datos oficiales. Se prevé que la cifra aumente este año.
Costa Rica es, junto a Estados Unidos, uno de los principales países de destino de los migrantes nicaragüenses que buscan mejorar sus ingresos económicos o refugiarse de las persecuciones del gobierno del presidente Daniel Ortega, señalado de violar los derechos humanos de sus opositores en el país centroamericano.
Al igual que Roberto Sánchez, miles de nicaragüenses residentes en Costa Rica acostumbran a pasar las fiestas de fin de año en su país natal, entre ellos Angélica María Cruz. "Este es el tiempo perfecto porque son las vacaciones y se busca estar en familia", señala la ama de casa.
Costa Rica tiene uno de los salarios mínimos más altos de la región, contrario a Nicaragua, en el otro lado del espectro. Un trabajador en territorio costarricense puede recibir en 2024 un mínimo de de 358.609,50 colones mensuales, equivalentes a 685,1 dólares estadounidenses. En Nicaragua, este ronda los 5.000 córdobas o 138 dólares.
Llamados a evitar la migración irregular
Los nicaragüenses también optan por las vías irregulares en la frontera porosa de Costa Rica para viajar a su país, economizando los costos que conlleva un viaje por las vías establecidas, aunque los expertos advierten de peligros en la zona.
Un autobús desde la capital costarricense San José a Managua, Nicaragua, equivale aproximadamente unos 60 dólares por persona. Una familia de cuatro personas gastaría unos 240 dólares estadounidenses por la vía terrestre, costos que se triplican en avión. Un boleto aéreo de San José a Managua oscila entre los 600 dólares a 800.
"Yo opto por la vía irregular para llegar a Nicaragua por temas económicos. Tengo hijos en la universidad y quiero pasar con ellos esta fecha", dijo a la VOA un campesino que cruzaba la frontera costarricense con destino a Managua y que prefirió no identificarse por temas de seguridad.
La policía migratoria costarricense cree que las personas deben replantearse esa decisión por su propia seguridad. "Es importante que los extranjeros que ingresan o egresan de Costa Rica, hay sanciones que podrían generar deportaciones y si las personas cuentan con un estatus en el país podrían ser sometidos a un proceso de cancelación por entrar o salir ilegal del país", explicó a la VOA el coordinador de la policía costarricense de Migración, Carlos Guerra Canales.
"En esas zonas irregulares hay asaltos, robos, lamentablemente hay personas que saben que muchos nicaragüenses van con dinero a ver a sus familiares y están esperándolos para robarles. Se han dado incluso maltratos, violaciones en los puntos fronterizos, el llamado a hacer todo de la forma legal", concluyó el oficial.
Con una longitud de unos 300 kilómetros, en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica se han detectado unos 51 pasos irregulares, según un estudio realizado por la Fundación Arias.
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