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El TIAR podría ser usado contra Venezuela ante falta de votos en la OEA, según diplomáticos


Los cancilleres de los países signatarios del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) se reunieron durante dos días en Bogotá para abordar la situación venezolana.
Los cancilleres de los países signatarios del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) se reunieron durante dos días en Bogotá para abordar la situación venezolana.

La reactivación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para “discutir la situación venezolana” podría tratarse de un esfuerzo para usar ese grupo latinoamericano para tomar medidas contra países como Venezuela y Nicaragua, debido a que en la Organización de Estados Americanos no se cuenta con los suficientes votos para aprobar las sanciones más severas, según observadores con conocimiento de dicho tratado y del funcionamiento de la OEA.

En el pasado reciente, Estados Unidos y otros países del hemisferio han intentado echar a andar los mecanismos establecidos por la llamada Carta Democrática de la OEA, la cual puede conducir a la suspensión de un país en donde se haya producido “una interrupción o alteración del orden constitucional”.

Los críticos de los gobiernos de Caracas y Venezuela no han ocultado sus intenciones de promover la suspensión de ambos países del organismo hemisférico para llevar a los gobiernos de Nicolás Maduro y Daniel Ortega a una situación de aislamiento diplomático.

“Se trata de lograr lo mismo que con la Carta Democrática, pero más fácil”, opinó el ex canciller nicaraguense, Francisco Aguirre Sacasa, un observador del ámbito diplomático hemisférico. Aguirre habló telefónicamente con la VOA.

En el caso de Venezuela, la OEA aprobó en junio del 2018 una resolución para iniciar el proceso de activación de la Carta Democrática Interamericana (CDI) contra Venezuela, una resolución aprobada con 19 votos a favor, cuatro en contra y 11 abstenciones.

Venezuela protestó enérgicamente y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, dijo entonces que “no se trata de injerencia alguna sino de cumplir con lo recogido en la Carta Democrática Interamericana”.

“Se pacta libremente, pero se obliga al pacto”, dijo Almagro tras concluir la sesión en que se aprobó activar la CDI en el caso de Venezuela.

Desde entonces sin embargo, se ha hecho imposible proceder a la suspensión de Venezuela, ya que no se cuenta con los 24 votos requeridos para aprobar una resolución que suspenda al país. Esto debido a que un conjunto de islas caribeñas se han opuesto consistentemente. Dichas islas han recibido cientos de millones de dólares de la cooperación venezolana desde los tiempos del ahora fallecido presidente Hugo Chávez.

La OEA dio a conocer un informe sobre la situación de los derechos humanos en ese país, que desde abril del 2018 vive una profunda crisis por la represión contra activistas opositores, periodistas y defensores de los derechos humanos. En el informe se habla de la posibilidad de buscar la activación de la Carta Democrática Interamericana.

Un diplomático latinoamericano en Managua, que pidió no ser identificado, dijo que, en su opinión, no se trata tanto de suplantar a la OEA sino de utilizar cuanto mecanismo esté disponible para ejercer presión sobre los gobiernos de Venezuela y Nicaragua.

“No se deben escatimar esfuerzos, ni desperdiciar oportunidades para aislar a Maduro y Ortega y hacerles cada día más difícil su sobrevivencia”, afirmó el diplomático que también habló vía telefónica con la Voz de América.

La ruptura del actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, con su antes correligionario, Rafael Correa, la salida del poder del boliviano Evo Morales, el triunfo en Uruguay del político de derecha, Luis Lacalle Pou, son tres movimientos en la política latinoamericana que podrían acercar a la suspensión de Venezuela y Nicaragua de la OEA. Pero el día en que se tengan asegurados los 24 votos no ha llegado.

Mientras tanto, según el ex canciller nicaraguense, Estados Unidos y los países aliados de Washington “podrían estar ensayando usar el TIAR como una alternativa a la OEA para cerrar el cerco político” regional a los gobiernos de Maduro y Ortega.

Sus declaraciones se producen luego que los cancilleres de los países miembros del TIAR se reunieran en Bogotá para discutir la situación actual en Venezuela. Al concluir el encuentro se dio a conocer una resolución según la cual se prohibirá la entrada a los países del TIAR a una lista de más de dos mil personas ligadas al gobierno de Maduro.

“Significa la decisión de toda América de continuar con medidas concretas que no se habían tomado y que hoy tienen como epicentro seguir presionando los centros neurálgicos más complicados y que hoy siguen sosteniendo a la dictadura de Nicolás Maduro”, declaró el diputado Julio Borges, Comisionado Presidencial del gobierno interino de Juan Guaidó para las Relaciones Exteriores de Venezuela.

El político venezolano dijo que hasta la fecha se han realizado reuniones de carácter político, pero también técnico, y añadió que a la lista de 2 mil nombres, hay “cerca de setecientos nombres que ya están en un proceso continuo de investigación”.

La reunión de los cancilleres del TIAR fue convocada luego que las autoridades de varios países latinoamericanos acusaran a Venezuela de estar detrás de los actos de violencia que han afectado a Ecuador, Chile y Colombia.

Maduro y su segundo al mando Diosdado Cabello, se mostraron orgullosos del efecto de lo que llamaron “brisas bolivarianas” en América Latina, en referencia a la oleada de protestas que empezó en Ecuador y ahora afecta a Colombia.

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) es un pacto de defensa mutua que firmaron 21 países de Latinoamérica y Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, pero poco antes que se creara la Organización de Estados Americanos.

Perú, Venezuela, México, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador renunciaron al tratado después de firmarlo, quedando integrado únicamente por 15 países, que no incluyen a cerca de una docena de estados caribeños.

El pacto pretende resolver pacíficamente los conflictos, pero establece que los países firmantes “convienen en que un ataque” contra cualquiera de ellos, deberá considerarse “un ataque contra todos los estados americanos”.

El Tratado fue invocado al producirse el conflicto por las Islas Malvinas entre Argentina e Inglaterra. Aunque se invocó el pacto, Estados Unidos decidió aliarse con la potencia europea, siguiendo los lineamientos establecidos en por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que conforma una alianza estratégica entre Estados Unidos y Europa.

También fue invocado por Estados Unidos tras producirse el ataque terrorista de septiembre del 2001 contra Nueva York y Washington. Varios países latinoamericanos enviaron pequeños destacamentos de tropas que acompañaron a la alianza que lanzó el ataque inicial contra el régimen de Sadam Hussein, en Irak.

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