El gobierno de El Salvador ha comenzado a imponer una tarifa de 1.130 dólares a los viajeros de docenas de países que hacen conexión a través del principal aeropuerto del país, en medio de la presión de Estados Unidos para ayudar a controlar los flujos migratorios hacia su frontera sur.
Desde finales de octubre, los ciudadanos de 57 países, en su mayoría africanos, y de la India han tenido que pagar la tasa, según la Autoridad de Aviación Civil (AAC).
Los funcionarios de aviación no dijeron si la medida tenía como objetivo reducir la migración y señalaron que se trata de una “tarifa de mejoras aeroportuarias”, pero el gobierno de El Salvador reconoció un aumento en los viajeros de esos países este año.
Además, Estados Unidos ha estado presionando a los países centroamericanos para que limiten los flujos migratorios hacia su frontera con México. Las autoridades estadounidenses dicen que detuvieron a inmigrantes allí más de 2 millones de veces durante el año fiscal que terminó el 30 de septiembre.
La AAC dijo que la mayoría de los pasajeros que tienen que pagar la tarifa se dirigen a Nicaragua en la aerolínea comercial Avianca. Debido a sus laxos requisitos de visa, Nicaragua es un punto de tránsito para migrantes de Haití y Cuba, así como de África, que intentan llegar a Estados Unidos.
A principios de este año, por ejemplo, las autoridades estadounidenses se sorprendieron por un aumento de inmigrantes mauritanos que llegaban a la frontera sur. Ningún desastre natural, golpe de Estado o colapso económico repentino podría explicarlo. Más bien, las agencias de viajes e influencers estaban promoviendo un viaje de varias escalas que llevaba a migrantes de la nación africana a Nicaragua.
Un itinerario de vuelo de un migrante senegalés que vio The Associated Press mostraba al migrante pasando por Marruecos, España y El Salvador antes de aterrizar en Managua. Las dos últimas etapas fueron a bordo de vuelos de Avianca.
La autoridad de aviación y la agencia de inmigración de El Salvador dijeron que no tenían datos sobre cuántos inmigrantes de los países enumerados habían transitado por el país este año.
Un portavoz de la embajada de Estados Unidos se negó a decir si Estados Unidos había solicitado la tarifa. Pero la capacidad de ayudar a Estados Unidos a controlar la migración podría ser una bendición política para el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mientras busca la reelección a pesar de una prohibición constitucional y enfrenta un escrutinio por su historial de derechos humanos.