Todos están mirando a Qatar y la enigmática nación árabe lo sabe. Un sol hipnotizante, la arquitectura futurista de rascacielos imponentes y el ir y venir de gente de todas partes es apenas una escena de lo que viene: el Mundial de Fútbol 2022.
De trasfondo, una cultura y legislación muy diferentes a lo que acostumbramos en países occidentales completan el misterio que subyace en una nación que se abrió al cambio, de acuerdo con observadores.
“El país se somete a un gran escrutinio”, dijo a la Voz de América Alexis Antoniades, profesor de economía de la Universidad de Georgetown en Qatar. “[El mundo] está mirando sus prácticas, cómo tratan a los trabajadores migrantes y demás”.
Una reforma laboral buscó dar respuestas a las quejas sobre malos tratos a empleados, muchos de ellos extranjeros, y cierta flexibilización a algunas reglas impensables en otras partes del planeta buscan hacer la diferencia.
Es mediodía y el sol, la temperatura y la alta humedad combinadas invitan a buscar una sombra para descansar. Pero esa no es una alternativa para muchos obreros que día y noche laboran para que las obras estén listas a tiempo.
Pese a todo, un trabajador proveniente de Bangladesh, que ponía ladrillos en uno de los sitios donde se celebrarán los partidos a partir del 20 de noviembre, lo tiene claro: “¿Le gusta trabajar en Qatar?”, pregunté.
“Sí, sí”, dijo sin titubear.
El jefe de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Qatar, Max Tunon, dijo a la Voz de América que “rara vez” el organismo para el que trabaja ve cambios drásticos en poco tiempo como los conseguidos en esta nación tras las reformas de 2020. El éxito está, dice, en que son parte de una estrategia de desarrollo nación concebida a largo plazo.
“Qatar quiere desarrollar una economía que sea más competitiva, diversificada y basada en el conocimiento”, afirma Tunon, que colabora con las autoridades de Qatar desde el 2018.
Turistas transforman Qatar
Mientras el gobierno de Qatar espera que más de un millón de personas aterricen en el país de casi 3 millones de habitantes, locales y turistas ya dan vida a sus calles y plazas cuando cae la tarde.
Para ellos algunas reglas se han flexibilizado, como beber alcohol y hacer ruido en algunos sitios públicos pero el consumo de carne de cerdo, por ejemplo, sigue estrictamente prohibido.
Jamal Abdullah es dueño de un negocio que vende objetos tradicionales en Souq Waqif, un mercado tradicional a donde llegan los visitantes.
Dice que a su negocio llegan muchos estadounidenses. “Principalmente de la base de la Fuerza Aérea de EEUU y también muchos pasajeros que están en tránsito”, agrega.
Abdullah tienen para ofrecerles variados objetos tradicionales que pueden comprar para llevar de recuerdo. Su tienda es parte del rústico mercado donde las señales son hechas a mano, lo que contrasta con la fastuosidad y el lujo de buena parte de la moderna ciudad.
“El mercado atrae a los turistas porque tiene buenos restaurantes, tiendas tradicionales. El mercado de las especias y el mercado de las aves son muy populares”, dice este comerciante mientras se escucha de fondo el sonido que llama a la mezquita.
Lorena Vera, una peruana que vive en Texas, Estados Unidos, lo llama “una experiencia bonita, sobre todo por la cultura de ellos”. A la vez, y mientras camina por la ciudad, cree que la llegada de personas como ella puede generar más cambios. “Van a venir de muchos países y ellos van a poder conocer nuestras culturas”.
Por ahora Abdullah lo ve en términos más prácticos: “Esperamos mucha gente y tener más clientes”, remata sonriente.
En Qatar se habla español
Pepe Correa es gerente del primer restaurante mexicano en Qatar. Hace casi una década decidió sacar de sus fronteras los sabores tradicionales de la gastronomía de su país.
“Me ofrecieron el proyecto de abrir el único restaurante de comida 100 % mexicana (…) actualmente tenemos dos sucursales”, dice.
Está orgulloso de que todos en este este emprendimiento son mexicanos, desde los dueños hasta los cocineros. “Hay mexicanos en todo el proceso y eso marca la diferencia”, afirma.
Correa envió un mensaje a sus paisanos que llegarán a Doha a ver jugar al equipo mexicano: “Pórtense bien por favor”, dice sonriente. “Es un país padrísimo que te ofrece muchas cosas que hacer, pero sí hay que respetar los usos y costumbres”.
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