Estados Unidos prometió que no dejará de perseguir al grupo terrorista Estado Islámico, a pesar de la muerte de su auto declarado califa Abu Bakr al-Baghdadi, en lo que fue descrito como una operación nocturna “audaz y peligrosa” en el noreste de Siria.
Baghdadi, quien tomó las riendas del grupo antes conocido como al-Qaida en Irak en 2010 y lo convirtió en una amenaza global, pereció “llorando y gimiendo” en un túnel sin salida, según el presidente Donald Trump.
“La muerte de Baghdadi demuestra la persecución implacable de Estados Unidos a los líderes terroristas y nuestro compromiso con la derrota total del EI y otras organizaciones terroristas” dijo el presidente este domingo en la Casa Blanca.
"Conocemos a los sucesores”, añadió Trump. “Y ya los tenemos en la mira”.
Los esfuerzos para rastrearlos podrían verse impulsados por la operación en el complejo de Barisha, en la provincia siria de Idlib, que condujo a la captura de un pequeño grupo de dirigentes y combatientes del EI.
Trump dijo que las fuerzas estadounidenses también capturaron “materiales e información altamente delicados… muchos de ellos relacionados con el IE, sus orígenes, planes futuros y otras cosas que queríamos mucho tener”.
Esos esfuerzos ya están dando resultados. El comandante de las Fuerzas Democráticas de Siria, FDS, de mayoría kurda y aliadas de Estados Unidos, general Mazloum Abdi, dijo en un mensaje de Twitter este domingo que el portavoz del EI, Abu Hassan al-Muhajir, fue eliminado en una operación conjunta subsecuente entre Estados Unidos y las FDS cerca del pueblo sirio de Jarablus, aunque las autoridades estadounidenses aún no lo han confirmado.
El Estado Islámico, un grupo terrorista potente y adaptable
Sin embargo, funcionarios militares y de inteligencia admiten que rastreo y la eliminación de emires y operativos del EI han degradado la capacidad del grupo terrorista, pero no han sido suficientes para llevarlo a su desaparición total.
En un punto a finales de 2015, cuando la coalición liderada por Estados Unidos trataba de reducir las filas del califato, las autoridades decían que los bombardeos estaban matando, como promedio, a un líder de medio o alto nivel del EI cada dos días.
Los funcionarios de antiterrorismo estadounidenses describieron después algunas de esos ataques como “golpes significativos”.
A pesar de ello, el EI siguió funcionando, e incluso cuando su califato colapsó cuando la última pieza de su territorio cayó en manos de las fuerzas de la coalición en marzo pasado, el liderazgo del grupo terrorista probó ser ágil y adaptable, enfocando sus esfuerzos hacia una creciente y potente insurgencia.
“El EI está trabajando para avanzar una insurgencia en Siria e Irak compuesta de las redes dispersas que quedan en el campo de batalla”, dijo recientemente a la VOA un funcionario de contraterrorismo estadounidense.
“El grupo está usando esas redes para minar los gobiernos locales y los esfuerzos de reconstrucción por medio de la violencia y aprovechando la desconfianza entre las líneas étnica sectarias”, dijo el funcionario.
Otros funcionarios y ex funcionarios advierten que esa adaptación estaba implícita en el modelo de operación del EI desde el principio.
“Es destacable, debido a la importancia simbólica de Baghdadi”, dijo el ex director Inteligancia Nacional James Clapper a la VOA acerca de la operación del sábado por la noche.
La muerte de Baghdadi no es suficiente para frenar al EI
Clapper indicó que la muerte de Baghdadi por sí sola no es suficiente.
“El EI ha estado más descentralizado y ha preparado líderes para esa eventualidad”, agregó.
Los analistas de terrorismo apuntan también a crecientes pruebas que sugieren que incluso en grupos que están menos preparados para lidiar con la muerte de un líder influyente, las operaciones como la que mató a Baghdadi son raramente golpes mortales.
“La muerte de un líder extremista es siempre un momento peligroso para el grupo que puede llevar a luchas internas”, dice Michael Horowitz, jefe de inteligencia de Le Beck, un grupo de consulta de seguridad y geopolítica en el Oriente Medio.
“En general, sin embargo, los grupos extremistas tienen a sobrevivir tales ataques”, dijo señalando al principal rival del EI, al-Qaida, como ejemplo.
“[Osama] bin Laden fue reemplazado por su segundo, [Ayman] al-Zawahiri, un líder mucho menos carismático, pero que todavía dirige una poderosa franquicia de terrorismo global”.
Inteligencia reciente de Estados Unidos y otros países indican que el EI, incluso sin Baghdadi, está bien posicionado para sobrevivir e incluso florecer.
A pesar de no controlar ya territorios en Siria e Irak, el grupo terrorista aún tiene un estimado de 10 mil a 15 mil combatientes en ambos países. Las autoridades creen también que cuenta con mucho dinero, quizás 300 millones de dólares a su disposición.
Y funcionarios estadounidenses señalan que retiene muchas de sus antiguas capacidades, que movió bajo tierra cuando cedía territorios a las fuerzas respaldadas por Estados Unidos.
“El grupo mantiene decenas de miles de combatientes experimentados y cientos de líderes que sobrevivieron décadas de guerra”, dijo Bill Roggio, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington. “El Estado Islámico es más que su emir”.
La marca Estado Islámico sigue activa
Funcionarios estadounidenses han advertido también que el EI se ha generado de una forma en que los acontecimientos que ellos pensaban que podrían llevar a su eliminación, como la pérdida total de todo su califato físico, hayan tenido menos impacto que el anticipado.
"El llamado califato del EI ha sido destruido, pero la marca EI sobrevive en todo el mundo”, advirtió en agosto el coordinador de Contraterrorismo del Departamento de Estado, Nathan Sales.
Así y todo, el EI enfrenta retos significativos, especialmente a corto plazo, sabiendo que Estados Unidos haya tenido acceso a información crucial en la operación en Bashira.
“Lo primero que van a hacer es probablemente activar los protocolos de seguridad para tratar de llevar su capacidad humana y otros recursos a una posición de seguridad con la expectativa de que Estados Unidos golpeará duramente a sus redes”, dijo Daveed Gartenstein-Ross, un analista de contraterrorismo de Valens Global.
También está la cuestión de asegurar la fidelidad de varios afiliados del EI, en especial aquéllos en Afganistán, el Sinaí en Egipto, Libia y Nigeria.
Y acerca de quién será el nuevo líder, eso no está muy claro.
“Si me hubieran hecho esta pegunta hace unos años, yo habría respondido que el EI siempre estaba esperando la muerte de Baghdadi y que el proceso de sucesión estaba ya establecido”, dijo Amarnath Amarasingam, un investigador de terrorismo de la Universidad de Queen en Ontario, Canadá, quien ha entrevistado a miembros activos del movimiento.
“Pero ahora, después de Baghuz, todo eso está en el aire. Cualquier estructura que se haya implementado para la sucesión probablemente ya no existe”, señaló.
Hay también preguntas sobre cómo la muerte de Baghdadi impactará la moral de los combatientes y partidarios del EI. Aunque los analistas dicen que lo percibirán como un mártir, las descripciones de Trump sobre el líder muriendo “como un perro” o “como un cobarde” podrían ser mensajes que se hagan sentir.