El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dará a conocer este jueves su propuesta de presupuesto para el próximo año fiscal, lo que desatará una lucha entre la Casa Blanca y el Congreso sobre cuánto dinero debe gastar el gobierno federal y a qué asignarlo.
El proceso del presupuesto es complejo y políticamente tenso, que fuerza a los implicados a plantearse preguntas esenciales como cuánto la población quiere que haga su gobierno y cómo están dispuestos a pagarlo.
Generalmente, las batallas de presupuesto toman carácter partidista, en que los republicanos promueven un gobierno más pequeño que gaste menos dinero y recaude menos impuestos de los ciudadanos.
Loa demócratas tienden a preferir un gobierno federal más amplio financiado por altos niveles de impuestos, especialmente a los acaudalados y las corporaciones.
También hay un elemento de drama en el proceso. Cuando el presidente presenta el presupuesto los miembros del partido opositor, especialmente cuando controlan una o las dos cámaras del Congreso, enseguida lo declaran sin efecto y proclaman la autoridad del Congreso para controlar los gastos.
Los republicanos de la Cámara de Representantes, que controlan esa cámara, jugarán ese papel este año.
Bajo la superficie
Aunque en la superficie la discusión puede aparentar que es sobre gastos, están también los impuestos, porque es de ahí que el gobierno federal recauda el grueso de sus ingresos y para los estadounidenses los impuestos son siempre un tema caliente.
Estados Unidos recauda sus impuestos de una manera diferente que otras naciones desarrolladas. La mayor parte de los ingresos federales surgen anualmente de las contribuciones individuales, lo que convierte a las tasas de impuesto en algo muy personal.
No obstante, el sistema de recaudación de impuestos es también muy progresista, y las tasas para los acaudalados son mucho mayores que para las personas de recursos más bajos, muchos de los cuales no pagan impuestos en algunas ocasiones.
“Muchos países europeos usan impuestos de valor añadido, impuestos sobre el consumo a gran escala, impuestos sobre el empleo a gran escala e impuestos de plantilla. Ellos financian muchos de sus programas sociales de trabajadores y personas de clase media, más que en EEUU”, dijo a la Voz de América Daniel Bunn, presidente de Tax Foundation.
Impuestos sobre ingresos
En el año fiscal 2022, de acuerdo con la Oficina de Administración y Presupuesto, el 51 % de los ingresos federales fueron de impuestos a las ganancias individuales y otro 33 % de los “impuestos de plantilla”, fondos deducidos de cada salario para financiar programas como el Seguro Social, Medicare y Medicaid.
Cuando se suman los impuestos estatales, a menudo sobre propiedades e ingresos, los estadounidenses financiaron alrededor del 80 % de todas las recaudaciones del gobierno sobre bienes individuales. Eso es muy diferente a los miembros regulares de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, donde una combinación de impuestos al consumo y a corporaciones cubre más del 40 % de los ingresos del gobierno.
Bunn dijo que tanto republicanos como demócratas han hecho intentos ocasionales de mover a EEUU hacia un modelo re impuestos basado en el consumo, con poco éxito.
Lucha sobre la deuda
Con pocas excepciones en las últimas décadas, EEUU gasta más dinero del que recauda en impuestos, lo que ha resultado en un déficit de presupuesto que hay que financiar con préstamos y que de paso contribuye a la deuda nacional.
Ambos partidos han contribuido significativamente a la deuda, pero las luchas sobre ella tienden a ser más frecuentes cuando hay un presidente demócrata y los republicanos controlan una o las dos cámaras del Congreso. Este año, con el control de la cámara baja, los republicanos han prometido forzar a la administración Biden a recortar gastos.
Los republicanos tienen a su favor que pueden negociar el “techo de la deuda” federal, que pune un tope a la cantidad de dinero que el Departamento del Tesoro puede tomar prestado. El Tesoro está ahora en el límite de la deuda y se enfrenta a la posibilidad de caer en un impago catastrófico si no se sube el techo para este verano.
Los republicanos han dicho que si reducciones significativas del gasto federal se negarán a autorizar un aumento de techo de la deuda.
Las propuestas
Se espera que tanto el presidente como los republicanos del Congreso propongan vías para reducir el déficit, pero por caminos diferentes.
Biden sugirió que en su presupuesto propondrá medidas para reducir el déficit federal hasta 2 billones de dólares en la próxima década, pero no con recortes de gastos, sino con aumentos de impuestos a los ricos.
Los republicanos no han dado a conocer su pan, pero discusiones en curso entre ellos se han centrado en cortar gastos en lugar de aumentar las recaudaciones.
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