Al inicio de la segunda semana de cierre del gobierno por falta de presupuesto, la Casa Blanca indicó que estaría dispuesta aceptar un acuerdo transitorio del Congreso respecto al aumento del techo de la deuda.
El director del Consejo Económico Nacional, Gene Sperling, cuya oficina asesora al presidente de Estados Unidos, no descartó la eventualidad de un incremento transitorio que ofrezca margen de acción al gobierno y más tiempo a los legisladores para un acuerdo definitivo.
Durante una visita a la sede de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), el presidente Barack Obama instó al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, a “llamar a una votación ahora mismo” para poner fin al cierre parcial del gobierno y elevar el límite de endeudamiento del país.
El mandatario cuestionó la afirmación de Boehner de que no había los votos suficientes en la Cámara de Representantes para aprobar lo que se define como Resolución Continua para financiar el gobierno.
"Tengo la muy fuerte sospecha de que hay votos suficientes", dijo Obama, quien además agradeció a los funcionarios de FEMA por su dedicación para regresar a sus trabajos ante la eventualidad de desastres climáticos como era la amenaza de la tormenta tropical Karen.
Obama aseguró que está dispuesto a negociar sobre el presupuesto federal, pero insistió en su mensaje a los republicanos, de que no lo hará bajo la amenaza de la cesación de pagos (default).
"No vamos a negociar bajo la amenaza de causar un daño mayor a nuestra economía y las familias de clase media. No vamos a negociar bajo la amenaza de una paralización prolongada hasta que los republicanos obtengan el cien por cien de lo que quieren", afirmó.
Con todo, el consejero aclaró que la Casa Blanca preferiría un acuerdo con la mayor vigencia posible. “Mientras más tiempo se extienda el límite de la deuda, mayor es la seguridad para nuestra economía”, dijo.
Congresistas republicanos se han opuesto hasta ahora a aprobar un presupuesto para el año fiscal que ya comenzó sin que se le hagan modificaciones a la ley de salud conocida como Obamacare, para privarla de fondos o al menos dilatar su entrada en vigor.
Igualmente muchos conservadores quieren poner la misma condición y estrictas medidas contra el déficit a fin de aprobar una ley que eleve el tope de endeudamiento del país antes del 17 de octubre, fecha a partir de la cual el gobierno ya no tendrá fondos para hacer frente a sus obligaciones financieras.
El líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha dicho que no accederá a aumentar el techo de la deuda si la Casa Blanca no está dispuesta a una “conversación seria” acerca de las causas que hacen subir el déficit fiscal del país.
Legisladores republicanos quisieran ver al gobierno adoptar medidas para reducir los costos de programas subsidiados como los comprendidos dentro de la Seguridad Social, por ejemplo el Medicare, seguro de salud pública para los mayores de 65 años.
La última vez que la Casa Blanca y el Congreso se enfrascaron en un choque de trenes sobre el techo de la deuda y llegaron a un acuerdo de último minuto y no definitivo en agosto de 2011, Estados Unidos se vio al borde de una catástrofe económica y la agencia Standard & Poor's degradó la calificación de crédito del país.
El director del Consejo Económico Nacional, Gene Sperling, cuya oficina asesora al presidente de Estados Unidos, no descartó la eventualidad de un incremento transitorio que ofrezca margen de acción al gobierno y más tiempo a los legisladores para un acuerdo definitivo.
Obama y el voto en la Cámara
Obama y el voto en la CámaraDurante una visita a la sede de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), el presidente Barack Obama instó al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, a “llamar a una votación ahora mismo” para poner fin al cierre parcial del gobierno y elevar el límite de endeudamiento del país.
El mandatario cuestionó la afirmación de Boehner de que no había los votos suficientes en la Cámara de Representantes para aprobar lo que se define como Resolución Continua para financiar el gobierno.
"Tengo la muy fuerte sospecha de que hay votos suficientes", dijo Obama, quien además agradeció a los funcionarios de FEMA por su dedicación para regresar a sus trabajos ante la eventualidad de desastres climáticos como era la amenaza de la tormenta tropical Karen.
Obama aseguró que está dispuesto a negociar sobre el presupuesto federal, pero insistió en su mensaje a los republicanos, de que no lo hará bajo la amenaza de la cesación de pagos (default).
"No vamos a negociar bajo la amenaza de causar un daño mayor a nuestra economía y las familias de clase media. No vamos a negociar bajo la amenaza de una paralización prolongada hasta que los republicanos obtengan el cien por cien de lo que quieren", afirmó.
Congresistas republicanos se han opuesto hasta ahora a aprobar un presupuesto para el año fiscal que ya comenzó sin que se le hagan modificaciones a la ley de salud conocida como Obamacare, para privarla de fondos o al menos dilatar su entrada en vigor.
Igualmente muchos conservadores quieren poner la misma condición y estrictas medidas contra el déficit a fin de aprobar una ley que eleve el tope de endeudamiento del país antes del 17 de octubre, fecha a partir de la cual el gobierno ya no tendrá fondos para hacer frente a sus obligaciones financieras.
El líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, ha dicho que no accederá a aumentar el techo de la deuda si la Casa Blanca no está dispuesta a una “conversación seria” acerca de las causas que hacen subir el déficit fiscal del país.
Legisladores republicanos quisieran ver al gobierno adoptar medidas para reducir los costos de programas subsidiados como los comprendidos dentro de la Seguridad Social, por ejemplo el Medicare, seguro de salud pública para los mayores de 65 años.
La última vez que la Casa Blanca y el Congreso se enfrascaron en un choque de trenes sobre el techo de la deuda y llegaron a un acuerdo de último minuto y no definitivo en agosto de 2011, Estados Unidos se vio al borde de una catástrofe económica y la agencia Standard & Poor's degradó la calificación de crédito del país.