El viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tony Blinken, dijo que EE.UU. estudiará “a fondo” la propuesta que hizo el canciller ruso, Sergei Lavrov, de que Siria ponga bajo control internacional su arsenal de armas químicas pero ve con escepticismo que Damasco lo cumpla.
Blinken declaró en rueda de prensa que no se debe olvidar que el régimen sirio “tiene uno de los arsenales de armas químicas más grandes del mundo" y que en el pasado tuvo varias oportunidades de renunciar a él y nunca lo hizo.
La precisión de la Casa Blanca tiene lugar después de que Lavrov dijo que Rusia iba a presionar a Damasco para que entregara las armas químicas, desmantelarlas, y evitar así un ataque de EE.UU., propuesta de inmediato bien acogida por el ministro de relaciones exteriores sirio, Walid al-Moallem, de visita en Moscú.
Comentando tal posibilidad, la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, indicó que si el gobierno sirio pone de inmediato sus arsenales químicos bajo control internacional “sería un paso importante”.
No obstante, aclaró que “esto no puede ser otra excusa para la demora o la obstrucción. Y Rusia tiene que respaldar sinceramente los esfuerzos de la comunidad internacional o rendir cuentas”.
En el Departamento de Estado, la portavoz Marie Hardf también dijo que se revisarán “todos los detalles” de la sugerencia rusa, pero también se mostró escéptica, y declaró que el Congreso debía actuar lo antes posible para autorizar la acción militar limitada solicitada por el presidente Barack Obama.
Harf dijo que Washington no quiere que la propuesta de Moscú sea utilizada como un pretexto para esquivar una acción militar, y recalcó que numerosas veces Siria rechazó destruir sus armas químicas en el pasado.
Blinken declaró en rueda de prensa que no se debe olvidar que el régimen sirio “tiene uno de los arsenales de armas químicas más grandes del mundo" y que en el pasado tuvo varias oportunidades de renunciar a él y nunca lo hizo.
La precisión de la Casa Blanca tiene lugar después de que Lavrov dijo que Rusia iba a presionar a Damasco para que entregara las armas químicas, desmantelarlas, y evitar así un ataque de EE.UU., propuesta de inmediato bien acogida por el ministro de relaciones exteriores sirio, Walid al-Moallem, de visita en Moscú.
Comentando tal posibilidad, la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, indicó que si el gobierno sirio pone de inmediato sus arsenales químicos bajo control internacional “sería un paso importante”.
No obstante, aclaró que “esto no puede ser otra excusa para la demora o la obstrucción. Y Rusia tiene que respaldar sinceramente los esfuerzos de la comunidad internacional o rendir cuentas”.
En el Departamento de Estado, la portavoz Marie Hardf también dijo que se revisarán “todos los detalles” de la sugerencia rusa, pero también se mostró escéptica, y declaró que el Congreso debía actuar lo antes posible para autorizar la acción militar limitada solicitada por el presidente Barack Obama.
Harf dijo que Washington no quiere que la propuesta de Moscú sea utilizada como un pretexto para esquivar una acción militar, y recalcó que numerosas veces Siria rechazó destruir sus armas químicas en el pasado.