La decisión del Departamento de Estado de ofrecer una recompensa de $12 millones de dólares por información que conduzca a la captura de dos importantes cabecillas de al Qaeda en Irán es una señal de cuán seriamente está dispuesto Washington a reducir las actividades de la red en ese país.
El mismo día en que las autoridades estadounidenses calificaron la labor de los dos terroristas de “importante fuente” de financiamiento y apoyo a la red, fue ofrecida una recompensa de $7 millones de dólares por Mushin al-Fadhi, un kuwaití identificado como el jefe de al Qaeda en Irán, y de $5 millones por su segundo, Adel Radi Saqr al-Wahabi al-Harbi.
Al Fadhi está acusado por Washington de proporcionar “apoyo financiero y material” a la red y ha sido identificado además como uno de los agentes de extrema confianza de al Qaeda que recibió notificación por anticipado de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Según el Departamento de Estado, Fadhi utiliza su “amplia red de donantes yihadistas kuwaitíes” para enviar dinero y combatientes a través de Turquía y dar apoyo a elementos afiliados a al Qaeda en Siria.
Mientras tanto, su segundo, al-Harbi, de origen saudí, es buscado por EE.UU. por faciliar el “viaje de extremistas” hacia Afganistán e Irak vía Irán.
Ambos terroristas fueron objeto de sanciones de parte del Departamento del Tesoro el año pasado, y de acuerdo con el subsecretario de esa dependencia encargado de terrorismo e inteligencia financiera, David S. Cohen, dichas sanciones responden a lo importante que es la red en Irán como base de financiamiento para al Qaeda.
Matrhew Levitt, quien fungió como experto antiterrorista del Departamento del Tesoro de EE.UU., dijo que las autoridades estadounidenses han ejercido presión a sus aliados en la región, especialmente Kuwait y Qatar, para que ayuden a frenar la actividad de al Qaeda en Irán.
Levitt dijo a la Voz de América que “hubo una época en que Arabia Saudita era nuestra mayor preocupación en cuanto a apoyo financiero al terrorismo en la región (…) diría que hoy, y sé que nok soy el único que lo dice, Qatar y Kuwait son las mayores preocupaciones en el Golfo (Pérsico)”.
Citando analistas de inteligencia, la Institución Brookings reportó en julio pasado que el gobierno de Irán acordó permitir a los agentes de al Qaeda y sus familiares moverse libremente por todo el país, proporcionado esencialmente un santuario al grupo.
A cambio, según constató una declaración del Departamento del Tesoro esta semana, al Qaeda estuvo de acuerdo en no llevar a cabo “ninguna operación ni reclutar agentes operativos dentro del territorio iraní además de mantener informado a Teherán de sus actividades”.
El mismo día en que las autoridades estadounidenses calificaron la labor de los dos terroristas de “importante fuente” de financiamiento y apoyo a la red, fue ofrecida una recompensa de $7 millones de dólares por Mushin al-Fadhi, un kuwaití identificado como el jefe de al Qaeda en Irán, y de $5 millones por su segundo, Adel Radi Saqr al-Wahabi al-Harbi.
Al Fadhi está acusado por Washington de proporcionar “apoyo financiero y material” a la red y ha sido identificado además como uno de los agentes de extrema confianza de al Qaeda que recibió notificación por anticipado de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Según el Departamento de Estado, Fadhi utiliza su “amplia red de donantes yihadistas kuwaitíes” para enviar dinero y combatientes a través de Turquía y dar apoyo a elementos afiliados a al Qaeda en Siria.
Mientras tanto, su segundo, al-Harbi, de origen saudí, es buscado por EE.UU. por faciliar el “viaje de extremistas” hacia Afganistán e Irak vía Irán.
Ambos terroristas fueron objeto de sanciones de parte del Departamento del Tesoro el año pasado, y de acuerdo con el subsecretario de esa dependencia encargado de terrorismo e inteligencia financiera, David S. Cohen, dichas sanciones responden a lo importante que es la red en Irán como base de financiamiento para al Qaeda.
Matrhew Levitt, quien fungió como experto antiterrorista del Departamento del Tesoro de EE.UU., dijo que las autoridades estadounidenses han ejercido presión a sus aliados en la región, especialmente Kuwait y Qatar, para que ayuden a frenar la actividad de al Qaeda en Irán.
Levitt dijo a la Voz de América que “hubo una época en que Arabia Saudita era nuestra mayor preocupación en cuanto a apoyo financiero al terrorismo en la región (…) diría que hoy, y sé que nok soy el único que lo dice, Qatar y Kuwait son las mayores preocupaciones en el Golfo (Pérsico)”.
Citando analistas de inteligencia, la Institución Brookings reportó en julio pasado que el gobierno de Irán acordó permitir a los agentes de al Qaeda y sus familiares moverse libremente por todo el país, proporcionado esencialmente un santuario al grupo.
A cambio, según constató una declaración del Departamento del Tesoro esta semana, al Qaeda estuvo de acuerdo en no llevar a cabo “ninguna operación ni reclutar agentes operativos dentro del territorio iraní además de mantener informado a Teherán de sus actividades”.