Los comicios presidenciales de noviembre próximo en Estados Unidos podrían ser los más costosos en la historia del país, en gran parte debido al papel cada vez más preponderante de los llamados Supercomités de Acción Política en las campañas electorales.
Cada uno de estos supercomités aporta cifras millonarias a las campañas de uno u otro contendiente, tanto del presidente Barack Obama como de su virtual rival en las elecciones, el republicano Mitt Romney.
Hasta el mes pasado, Obama y sus correligionarios demócratas tenían recaudados casi $450 millones de dólares, con más de $150 millones disponibles en el banco, en tanto que las cantidades equivalentes para Romney eran, respectivamente, de $400 millones y $80 millones.
El hecho de que sea ésta la primera contienda electoral en la que ambos partidos rechazan financiación federal para sus campañas ha dimensionado todavía más el poder de los supercomités de acción.
En 2008, Obama logró recaudar $750 millones provenientes de simpatizantes, mientras que su oponente, el republicano John McCain, sólo contó con $84 millones de fondos federales para sufragar su campaña (entonces no existían los supercomités).
Ahora en 2012, el propósito de Obama y de Romney es llegar a recibir, cada uno, alrededor de $800 millones de dólares, lo que de llegar a materializarse elevaría el costo total de la campaña en más de $1.600 millones de dólares.
A esa cantidad habría que sumar los gastos implícitos en los procesos de recaudación y los de las respectivas convenciones partidistas.
Cada uno de estos supercomités aporta cifras millonarias a las campañas de uno u otro contendiente, tanto del presidente Barack Obama como de su virtual rival en las elecciones, el republicano Mitt Romney.
Hasta el mes pasado, Obama y sus correligionarios demócratas tenían recaudados casi $450 millones de dólares, con más de $150 millones disponibles en el banco, en tanto que las cantidades equivalentes para Romney eran, respectivamente, de $400 millones y $80 millones.
El hecho de que sea ésta la primera contienda electoral en la que ambos partidos rechazan financiación federal para sus campañas ha dimensionado todavía más el poder de los supercomités de acción.
En 2008, Obama logró recaudar $750 millones provenientes de simpatizantes, mientras que su oponente, el republicano John McCain, sólo contó con $84 millones de fondos federales para sufragar su campaña (entonces no existían los supercomités).
Ahora en 2012, el propósito de Obama y de Romney es llegar a recibir, cada uno, alrededor de $800 millones de dólares, lo que de llegar a materializarse elevaría el costo total de la campaña en más de $1.600 millones de dólares.
A esa cantidad habría que sumar los gastos implícitos en los procesos de recaudación y los de las respectivas convenciones partidistas.