La organización Amnistía Internacional (AI) acusó a EE.UU. de haber cometido en Pakistán lo que parecen ser violaciones “muy serias” de derechos humanos, algunas de las cuales podrían incluso ser consideradas crímenes de guerra.
En un informe, AI pide a Washington que ponga fin a su programa de aviones no tripulados (drones) en ese país para perseguir y matar a terroristas, y que además someta a juicio a quienes sean responsables de la muerte de civiles por esos ataques.
Los autores del reporte investigaron 45 ataques con drones llevados a cabo en Waziristán del norte, territorio tribal paquistaní dominado por extremistas islámicos, entre enero de 2012 y agosto último.
Mustafa Qadri, quien encabezó las investigaciones de nueve de esos ataques, dijo a la Voz de América que su equipo habló con personas en cada uno de los sitios, y en un “horrible caso” una abuela resultó muerta en presencia de sus nietos.
A contrapelo de declaraciones oficiales que aluden a la muerte solo de terroristas, Qadri alegó que AI ha podido establecer que algunas de las víctimas no estaban involucradas en ningún combate, y no constituían una amenaza para nadie y tampoco para EE.UU.
Según Quadri, en julio del año pasado varios drones atacaron el remoto caserío de Zowi Sidgi, cerca de la frontera con Afganistán, y mataron a 18 jornaleros, incluido un niño, y socorristas que fueron a prestar auxilio también fueron muertos.
Amnistía Internacional ha demandado a EE.UU. que divulgue los fundamentos legales de su programa de drones en Pakistán, además de urgir a las autoridades estadounidenses a que investiguen todas las muertes sospechosamente ilegales.
En un informe, AI pide a Washington que ponga fin a su programa de aviones no tripulados (drones) en ese país para perseguir y matar a terroristas, y que además someta a juicio a quienes sean responsables de la muerte de civiles por esos ataques.
Los autores del reporte investigaron 45 ataques con drones llevados a cabo en Waziristán del norte, territorio tribal paquistaní dominado por extremistas islámicos, entre enero de 2012 y agosto último.
Mustafa Qadri, quien encabezó las investigaciones de nueve de esos ataques, dijo a la Voz de América que su equipo habló con personas en cada uno de los sitios, y en un “horrible caso” una abuela resultó muerta en presencia de sus nietos.
A contrapelo de declaraciones oficiales que aluden a la muerte solo de terroristas, Qadri alegó que AI ha podido establecer que algunas de las víctimas no estaban involucradas en ningún combate, y no constituían una amenaza para nadie y tampoco para EE.UU.
Según Quadri, en julio del año pasado varios drones atacaron el remoto caserío de Zowi Sidgi, cerca de la frontera con Afganistán, y mataron a 18 jornaleros, incluido un niño, y socorristas que fueron a prestar auxilio también fueron muertos.
Amnistía Internacional ha demandado a EE.UU. que divulgue los fundamentos legales de su programa de drones en Pakistán, además de urgir a las autoridades estadounidenses a que investiguen todas las muertes sospechosamente ilegales.