Investigadores del centro contra el cancer Memorial Sloan Kettering, en Nueva York, dicen haber logrado que las propias células inmunológicas de un paciente destruyeran el cáncer.
En el mayor estudio clínico hecho con pacientes de una forma avanzada de leucemia, científicos consiguieron que los signos y síntomas del mal desaparecieran en el 88 por ciento de las personas tratadas con sus propias células inmunológicas genéticamente modificadas.
“Estos extraordinarios resultados demuestran que la terapia celular es un poderoso tratamiento para pacientes que han agotado las terapias convencionales”, dijo Michel Sadelain, uno de los investigadores.
La leucemia aguda linfoblástica es de difícil tratamiento y ofrece pocas opciones médicas, una de ellas es la denominada quimioterapia de “rescate”, a la que solo el 30 por ciento de los pacientes responden de manera positiva y cuando lo hacen nunca llegan a curarse.
Para el estudio, el equipo de investigadores trató a un grupo de pacientes con dosis de sus propias células T –que protegen al organismo de infecciones—modificadas genéticamente.
Normalmente, nuestro sistema inmunológico no es capaz de reconocer las células cancerosas como intrusos portadores de una infección, por lo que los científicos tuvieron que salvar ese obstáculo.
Lo consiguieron “enseñando” a las células T, mediante cambios genéticos, a buscar y matar tumores que contienen la denominada proteína CD19.
En el mayor estudio clínico hecho con pacientes de una forma avanzada de leucemia, científicos consiguieron que los signos y síntomas del mal desaparecieran en el 88 por ciento de las personas tratadas con sus propias células inmunológicas genéticamente modificadas.
“Estos extraordinarios resultados demuestran que la terapia celular es un poderoso tratamiento para pacientes que han agotado las terapias convencionales”, dijo Michel Sadelain, uno de los investigadores.
La leucemia aguda linfoblástica es de difícil tratamiento y ofrece pocas opciones médicas, una de ellas es la denominada quimioterapia de “rescate”, a la que solo el 30 por ciento de los pacientes responden de manera positiva y cuando lo hacen nunca llegan a curarse.
Para el estudio, el equipo de investigadores trató a un grupo de pacientes con dosis de sus propias células T –que protegen al organismo de infecciones—modificadas genéticamente.
Normalmente, nuestro sistema inmunológico no es capaz de reconocer las células cancerosas como intrusos portadores de una infección, por lo que los científicos tuvieron que salvar ese obstáculo.
Lo consiguieron “enseñando” a las células T, mediante cambios genéticos, a buscar y matar tumores que contienen la denominada proteína CD19.