Después de la tempestad va llegando la calma. Al menos eso es lo que parece en cuanto al dinero que se mueve en Wall Street.
Batidos por la crisis en los mercados financieros, en los últimos dos años infinidad de personas buscaron refugio para su dinero en aguas más seguras, invirtiendo en bonos, instrumentos tradicionalmente más estables.
Pero de repente, los bonos están perdiendo un poco su magen de casi absoluta seguridad. Y una parte de los 11 billones de dólares que los estadounidenses tienen supuestamente a buen recaudo en Fondos Mutuos están volviendo a ser invertidos en acciones.
Sólo en los últimos dos años los inversionistas destinaron más de 570 mil millones de dólares a la adquisición de bonos, pero hace pocos meses esa tendencia empezó a girar en sentido contrario.
¿La razón? Hay preocupación de que el valor de los bonos se desplome ante la perspectiva de que las tasas de interés, aún históricamente muy bajas, suban, y también debido a los alarmantes déficits que encaran numerosos gobiernos a nivel estatal y local.
A pesar de que todavía se escuchan voces de cautela a causa de la fragilidad de la recuperación económica, sobre todo en las naciones industrializadas, los inversionistas extrajeron el año pasado 49 mil millones de dólares que tenían en Fondos para comprar acciones de compañías estadounidenses.
Según la firma de consultoría sobre Fondos Mutuos Strategic Incide, sólo en noviembre y diciembre pasados los inversionistas retiraron 23 mil millones de dólares que habían invertido en bonos.
Para algunos analistas existen señales de que las acciones de firmas de EE.UU. están volviendo a ser cada vez más atractivas entre los inversionistas de Fondos Mutuos. Y de cierta manera el optimismo en los mercados parece estar mejorando.
Durante 19 semanas consecutivas encuestas llevadas a cabo por la Asociación de Inversionistas Individuales de EE.UU. han revelado que prevalece una creencia por encima de la media de que el valor de las acciones subirá.
Quizás lo confirma el hecho de que desde septiembre último el índice bursátil S&P 500 ha subido 23 por ciento, su nivel más alto desde agosto del 2008. Y en adición finalizó el 2010 con una rentabilidad de 15 por ciento, incluidos dividendos, más del doble de la ganancia obtenida por un índice de bonos comparable.
Otra señal positiva es que las ganancias de las compañías han ido en aumento. Y si el mercado empieza a comportarse tal y como lo ha hecho anteriormente cada vez que ha emergido de una recesión, algunos dicen que el índice Standard & Poor podría subir casi 12 por ciento este año.
¿Será que los malos tiempos han empezado definitivamente a decir adiós? Podría ser. Pero el criterio mas generalizado entre los expertos es que la crisis pegó tan dudo que muchos inversionistas no van a sentirse totalmente confiados hasta que el crecimiento avance a paso firme. Mucha gente sigue asustada, por lo que todavía es prematuro afirmar rotundamente que hemos vuelto a la normalidad.