El descontento de los estadounidenses por la gestión del Congreso ya no es novedad, pero a un año de las elecciones de medio término el que un votante diga que prefiere que su legislador sea derrotado no es una buena señal para su futuro político.
Según una reciente encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Pew, ocho de cada diez estadounidenses está descontento con la forma como se están haciendo las cosas, en especial por las largas batallas fiscales en Washington.
Una proyección de las preferencias de los votantes para las elecciones legislativas del próximo año, da a los demócratas una ventaja de seis puntos sobre los republicanos (49 frente a 43%), en el llamado voto “genérico”, que mide el sentimiento partidista pero no incluye comparaciones entre los candidatos reales.
Los votantes independientes están divididos por igual. Un 43% dice que si las elecciones fueran hoy, votarían por el republicano de su distrito, otro 43% dice que votaría por el candidato demócrata.
Sin embargo, el Centro Pew dice que al mirar estos datos hay que considerar el número de variables entre este momento y el día de elecciones en 2014.
Aunque el sentimiento en contra de los legisladores actuales es alto, también está el hecho de que el número de escaños en la Cámara de Representantes que son considerados verdaderos “distritos swing”, es decir que no están firmemente en manos de ningún partido, ha bajado considerablemente en los últimos años.
Esa sombría atmósfera se refleja en un 74% de votantes que quisiera que la mayoría de legisladores en el Congreso sean derrotados en las próximas elecciones de medio término.
No obstante, aunque la insatisfacción en el país es general, a menudo los mismos votantes tienen diferentes opiniones sobre sus propios representantes legislativos.
Es por ello que la parte más interesante al analizar la encuesta es la que indica que un 38% de votantes quisieran que su legislador sea derrotado, el porcentaje más alto presentado en dos décadas.
Antes de las elecciones de 2010, cuando los republicanos ganaron el control de la Cámara de Representantes, 29% de los entrevistados dijeron no querer que su legislador fuera reelecto.
En septiembre de 2006, antes de las elecciones de medio término, cuando los demócratas alcanzaron el control de la Cámara por primera vez en 12 años, el 25% de electores dijeron que su preferencia era que su representante fuera derrotado.
Según una reciente encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Pew, ocho de cada diez estadounidenses está descontento con la forma como se están haciendo las cosas, en especial por las largas batallas fiscales en Washington.
Encuesta electoral 2014
Pulso del electoradoUna proyección de las preferencias de los votantes para las elecciones legislativas del próximo año, da a los demócratas una ventaja de seis puntos sobre los republicanos (49 frente a 43%), en el llamado voto “genérico”, que mide el sentimiento partidista pero no incluye comparaciones entre los candidatos reales.
Los votantes independientes están divididos por igual. Un 43% dice que si las elecciones fueran hoy, votarían por el republicano de su distrito, otro 43% dice que votaría por el candidato demócrata.
Sin embargo, el Centro Pew dice que al mirar estos datos hay que considerar el número de variables entre este momento y el día de elecciones en 2014.
Aunque el sentimiento en contra de los legisladores actuales es alto, también está el hecho de que el número de escaños en la Cámara de Representantes que son considerados verdaderos “distritos swing”, es decir que no están firmemente en manos de ningún partido, ha bajado considerablemente en los últimos años.
No obstante, aunque la insatisfacción en el país es general, a menudo los mismos votantes tienen diferentes opiniones sobre sus propios representantes legislativos.
Es por ello que la parte más interesante al analizar la encuesta es la que indica que un 38% de votantes quisieran que su legislador sea derrotado, el porcentaje más alto presentado en dos décadas.
Antes de las elecciones de 2010, cuando los republicanos ganaron el control de la Cámara de Representantes, 29% de los entrevistados dijeron no querer que su legislador fuera reelecto.
En septiembre de 2006, antes de las elecciones de medio término, cuando los demócratas alcanzaron el control de la Cámara por primera vez en 12 años, el 25% de electores dijeron que su preferencia era que su representante fuera derrotado.