Estados Unidos y el Reino Unido atacaron el sábado 36 objetivos hutíes en Yemen, en una segunda ola de operativos para incapacitar aún más a los grupos respaldados por Irán que han atacado implacablemente intereses estadounidenses e internacionales tras la guerra entre Israel y Hamás.
Sin embargo, Washington volvió a evitar alusiones directas a Irán, en un esfuerzo para encontrar un equilibrio entre una respuesta contundente e intensificar el conflicto.
El Comando Central estadounidense informó de otro ataque este domingo “en autodefensa contra un misil de crucero antibuques hutí preparado para lanzar contra barcos en el Mar Rojo”, según una publicación en X, antes Twitter.
“Las fuerzas estadounidenses identificaron el misil de crucero en zonas de Yemen controladas por hutíes y determinaron que suponía una amenaza inminente para barcos de la Marina estadounidense y buques mercantes en la región. Esta acción protegerá la libertad de navegación y hará las aguas internacionales más seguras para la barcos de la Marina estadounidense y buques mercantes”, añadió el texto.
Los ataques del sábado contra los hutíes fueron lanzados por buques de guerra estadounidenses y aviones de combate británicos y estadounidenses.
Se registraron tras un bombardeo en Irak y Siria el viernes que tenía como objetivo otras milicias respaldadas por Irán y la Guardia Revolucionaria iraní, en represalia por el ataque con drones que cobró la vida de tres soldados estadounidenses en Jordania el pasado fin de semana.
Los objetivos hutíes estaban en 13 lugares diferentes y fueron atacados por aviones de combate estadounidenses F/A-18 desde el portaaviones USS Dwight D. Eisenhower y por los destructores de la Marina USS Gravely y USS Carney que disparaban misiles Tomahawk desde el Mar Rojo, indicaron funcionarios de Estados Unidos a AP en condición de anonimato.
Estados Unidos advirtió que su respuesta tras la muerte de los soldados en la base Torre 22 en Jordania el pasado domingo no se limitará a una noche, un objetivo o un grupo. Pero los hutíes han lanzado casi a diario ataques con misiles o drones contra barcos comerciales y militares que transitan por el Mar Rojo y el Golfo de Adén y han dejado claro que no tienen intención de desescalar su campaña. De momento no queda claro si los ataques aliados los disuadirán.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo en un comunicado que la acción militar, con el apoyo de Australia, Bahréin, Canadá, Dinamarca, los Países Bajos y Nueva Zelanda, “envía un mensaje claro a los hutíes de que seguirán lidiando con las consecuencias si no ponen fin a sus ataques ilegales contra buques de guerra y de transporte marítimo internacionales”.
“No dudaremos en defender vidas y el libre flujo del comercio en una de las vías fluviales más cruciales del mundo”, ñadió.
El Departamento de Defensa indicó que los ataques tuvieron como objetivo sitios relacionados con instalaciones hutíes subterráneas para almacenamiento de armas, sistemas y lanzadores de misiles, sistemas de defensa aérea y radares.
Los ataques del sábado marcaron la tercera vez que Estados Unidos y Reino Unido lanzan una operación conjunta a gran escala contra lanzamisiles, sitios de radar y drones hutíes.
Los ataques en Yemen pretenden dejar en claro a Irán que Washington responsabiliza a Teherán de armar, financiar y entrenar a las milicias detrás de los ataques en todo el Medio Oriente contra intereses estadounidenses e internacionales durante los últimos meses, incluso en Irak y Siria, cometidos por rebeldes en Yemen.
Un video compartido en línea por personas en Saná, la capital de Yemen, incluía el sonido de explosiones y mostró al menos una explosión iluminando el cielo nocturno.
Los residentes describieron que las explosiones ocurrieron alrededor de edificios asociados con el complejo presidencial yemení. La agencia de noticias estatal SABA, controlada por los hutíes, informó sobre ataques en las provincias de al-Bayda, Dhamar, Hajjah, Hodeida, Taiz y Saná.
El viernes, el destructor estadounidense Laboon y aviones de caza F/A-18 del Eisenhower derribaron siete drones lanzados desde zonas de Yemen controladas por los hutíes hacia el Mar Rojo, el destructor Carney derribó un dron disparado en el Golfo de Adén y las fuerzas estadounidenses eliminaron cuatro drones más que estaban preparados para despegar.
Horas antes de la operación conjunta más reciente, Estados Unidos llevó a cabo otro ataque de autodefensa en un sitio en Yemen, destruyendo seis misiles de crucero antibuque, como lo ha hecho repetidamente cuando ha detectado un misil o un dron listo para ser lanzado.
Los ataques de los hutíes han llevado a las compañías navieras a desviar sus buques desde el Mar Rojo, enviándolos alrededor de África a través del Cabo de Buena Esperanza, un trayecto mucho más largo, costoso y menos eficiente.
Las amenazas también han llevado a Estados Unidos y sus aliados a establecer una misión conjunta donde los buques de guerra de las naciones participantes proporcionan un paraguas protector de defensa aérea para los barcos mientras viajan por la importante vía fluvial que va desde el Canal de Suez hasta el Estrecho de Bab el-Mandeb.
Durante las operaciones normales, alrededor de 400 buques comerciales transitan por el sur del Mar Rojo en un momento dado.
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