Las autoridades fronterizas de Estados Unidos pretenden aumentar en más de cuatro veces la cantidad de solicitantes de asilo que devuelven diariamente a México, un incremento importante en los esfuerzos del gobierno estadounidense por abordar el creciente número de centroamericanos que llegan al país, reveló un funcionario de Washington el sábado.
Este sería el más reciente intento de aliviar un sistema de inmigración que se encuentra abrumado. Cientos de agentes que suelen inspeccionar la carga y los vehículos en los puertos de entrada fueron reasignados para ayudar a manejar a los migrantes.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, pidió voluntarios de agencias no migratorias dentro de su departamento, envió una carta al Congreso a finales de esta pasada semana solicitando recursos y mayor autoridad para deportar a las familias más rápidamente y se reunió con funcionarios centroamericanos y mexicanos.
Estos esfuerzos ocurren mientras el presidente Donald Trump está aumentando sus amenazas de cerrar completamente la frontera con México, una medida que tendría repercusiones económicas graves tanto para Estados Unidos como para México, pero que no impediría que los migrantes cruzaran en las zonas entre puertos fronterizos.
Su gobierno también anunció que estaba suspendiendo la ayuda a los países centroamericanos de donde parte la mayoría de los migrantes.
Por ahora, unas 60 personas en busca de asilo son devueltas cada día a México a través de los cruces internacionales de San Ysidro, Calexico y El Paso para esperar respuesta sobre sus casos, dijo el funcionario. Se les permite regresar a Estados Unidos para recibir la fecha en que deberán comparecer ante una corte.
El programa fue anunciado el 29 de enero, en parte para frenar el creciente número de centroamericanos que llegaban a Estados Unidos a través de la frontera, pero ha tenido un arranque lento y problemas de planificación.
Con un atraso de más de 700.000 casos de inmigración, los solicitantes de asilo pueden esperar años para que sus casos avancen, y las autoridades dicen que algunas personas manipulan el sistema para vivir en Estados Unidos.
El funcionario dijo que el objetivo es que hasta 300 personas sean regresadas al día para finales de la próxima semana, concentrándose en particular en las que entran por zonas entre puertos de ingreso, dijo a The Associated Press el funcionario que solicitó el anonimato porque aunque tiene conocimiento de los planes, no está autorizado a hablar públicamente de ellos.
Sin embargo, a la fecha el proceso ha sido lento y podría ser difícil concretar el incremento pretendido. Los factores que inciden en el plan incluyen confusión, errores de calendarización e incapacidad de algunos abogados para comunicarse con sus clientes.
En cuanto a San Ysidro, México, se había preparado para recibir a 120 solicitantes de asilo por semana, pero en las primeras seis semanas solo 40 personas fueron devueltas cada siete días.
Además, las autoridades estadounidenses deben verificar que los solicitantes de asilo no tengan condenas por delitos graves y avisar a México con anticipación de 12 horas que devolverá a las personas.
Quienes crucen ilegalmente deben ingresar como adultos solos, aunque las autoridades estadounidenses conversan con el gobierno mexicano para incluir familias. Los menores no son regresados.
Las autoridades de Seguridad Nacional enfrentan un aumento cada vez mayor en el número de niños y familias centroamericanas que llegan a la frontera.
Los arrestos aumentaron en febrero a su nivel más alto en 12 años, y más de la mitad de los detenidos llegaron como familias, muchas de ellas solicitantes de asilo que generalmente se entregan en lugar de que intenten eludir la captura.
Guatemala y Honduras han sustituido a México como la principal fuente de migrantes, un cambio muy marcado en los últimos años. Los migrantes centroamericanos no pueden ser deportados con facilidad a diferencia de las personas que cruzan desde México.
México ha procedido con cautela en torno al asunto. Después de que Trump criticara y dijera que México y las naciones centroamericanas “no hacían nada” frente a la migración ilegal, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que su país haría todo lo posible para mantener una “relación muy respetuosa” con Trump y el gobierno de Estados Unidos.
Nielsen envió una carta a los titulares de otras agencias dentro del gigantesco departamento de 240.000 personas para solicitar voluntarios a fin de que ayuden en las labores fronterizas.
Y la funcionaria escribió al Congreso solicitándole más instalaciones temporales para procesar a las personas, más espacio para detención, y facultades para mantener detenidas a familias por tiempo indefinido y deportar a los menores no acompañados que hayan venido de Centroamérica.
Aunque los menores procedentes de México pueden ser regresados en la frontera, la ley prohíbe deportarlos a otros países.
Los líderes demócratas del congreso manifestaron profunda preocupación y señalaron que el gobierno pretende resucitar planes “horripilantes” e inmorales, y subrayaron que sus fracasadas políticas fronterizas severas han provocado una “angustia y horror sin sentido”.
“Los demócratas rechazan cualquier intento que permita al gobierno deportar a niños pequeños, y rechazamos todos los actos en contra de los inmigrantes y las familias de este presidente”, dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en un comunicado.