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Trump quiere cambiar sistema de beneficencia social que reformó Clinton


El presidente Donald Trump quiere poner su marca en el sistema de beneficencia social de Estados Unidos que Bill Clinton reformó hace dos décadas.
El presidente Donald Trump quiere poner su marca en el sistema de beneficencia social de Estados Unidos que Bill Clinton reformó hace dos décadas.

AP

La reforma del sistema de beneficencia social fue una de las metas definitorias del gobierno del presidente Bill Clinton, comenzando con su campaña de "terminar con la ayuda social como la conocemos", continuando con una intensa lucha política y terminando con los cambios que hasta ahora, 20 años después, siguen debatiéndose.

El presidente Donald Trump quiere ahora poner su marca en el sistema de beneficencia social, aparentemente imponiendo una política más restrictiva. Para Trump, "la gente está aprovechándose del sistema".

El mandatario ha mostrado su interés en el tema desde hace algún tiempo. La semana pasada dijo que quiere dedicarse al asunto después de la reforma de impuestos que quiere lograr antes de fin de año. En su opinión, los cambios "son desesperadamente necesarios en nuestro país, y dice que su administración pronto dará a conocer sus planes.

Por ahora, el presidente no ha ofrecido detalles. Su vocera, Sarah Huckabee Sanders, dijo que los detalles se darán a conocer a principios del próximo año. Pero las bases ya han comenzado a sentarse en la Casa Blanca y Trump ha dado a conocer su interés a los legisladores republicanos.

Paul Winfree, director de política presupuestaria y vicedirector del Consejo de Política Nacional de Trump, dijo en un evento reciente en la Fundación Heritage, un ente conservador con sede en Washington, que él y otro funcionario "están trabajando en una propuesta importante del sistema de ayuda social".

Winfree dijo que han formulado una orden ejecutiva sobre el tema, la misma que explica los principios de la política de la administración e instruye a las agencias para que presenten recomendaciones.

"El presidente realmente quiere dirigir esto", indicó el funcionario. "Él nos ha transmitido ese mensaje fuerte y claro. Hemos iniciado conversaciones con el liderazgo del Congreso para hacerles saber que esa es la dirección que estamos siguiendo", agregó

Clinton basó su candidatura en 1992, con la promesa de cambiar el sistema, pero no le fue fácil lograr el consenso para una legislación por las divisiones entre los demócratas y los agresivos cambios que pedían los republicanos. Cuatro años después, sancionó una ley que reemplazó el subsidio federal con ayudas a los estados, puso límites al tiempo que las familias podían recibir los subsidios de asistencia social y requirió que las personas que recibían la ayuda eventualmente debían trabajar.

La reforma generó críticas entre algunos sectores liberales desde entonces. El año pasado durante la campaña presidencial, la demócrata Hillary Clinton enfrentó activistas que protestaban la ley firmada por su esposo Bill Clinton, diciendo que la medida castigaba a los pobres.

Kathryn Edin, una profesora de la Universidad Johns Hopkins, que ha estudiado el sistema de ayuda social desde la década de los noventa, dice que el legado de la ley ha sido limitar el efectivo disponible para asistencia a los más pobres y nunca ha sido una plataforma que lleve a un trabajo.

Edin cuestiona los cambios que podrían hacerse, alegando que los beneficios de ayuda social son mínimos en muchos estados y hay muy poca evidencia de fraude en otros programas contra la pobreza.

No obstante, la académica dice que la beneficencia social "nunca ha sido popular desde sus inicios. No les gusta a los estadounidenses en general", afirma.

Robert Rector, un investigador senior en la Fundación Heritage, dice que le gustaría que se impongan más requisitos de trabajo para una serie de programas anti-pobreza y más estrictos incentivos de matrimonio, así como estrategias para mejorar los resultados para los programas sociales y para limitar el despilfarro.

"Es un buen sistema", dice. "Solo necesitamos hacerlo mejor".

Funcionarios de la administración Trump han sugerido que están estudiando programas para combatir la pobreza. La propuesta inicial de presupuesto de Trump, en marzo, buscaba reducir drásticamente el gasto para Medicaid, el programa social de cuidado de salud para familias e individuos con bajos ingresos y recursos limitados; las estampillas de comida y los subsidios para préstamos estudiantiles, entre otros programas.

El director de presupuesto, Mick Mulvaney, dijo este año: "si usted recibe estampillas de comida y puede trabajar, necesitamos que trabaje" .

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