El vicepresidente Mike Pence habló, en los términos más fuertes usados por un alto funcionario estadounidense hasta la fecha, sobre la crisis Rohingya, condenando lo que llamó un "éxodo histórico" del pueblo rohingya de Myanmar a Bangladés ante ataques violentos.
Al hablar en una reunión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas el miércoles, Pence dijo que el mundo está presenciando una "gran tragedia que se está desarrollando" en la nación del sudeste asiático, también conocida como Birmania.
"Recientemente, las fuerzas de seguridad birmanas respondieron a los ataques de los militantes contra puestos de avanzada del gobierno con terrible salvajismo, incendiando aldeas, expulsando a los rohinyás de sus hogares", dijo Pence en la reunión de alto nivel del Consejo de Seguridad. "Las imágenes de la violencia y sus víctimas han impactado al pueblo estadounidense y a la gente decente en todo el mundo ".
Durante el último mes, más de 400.000 musulmanes rohingyas han huido de Myanmar, donde enfrentan violaciones de derechos humanos y discriminación. Pence señaló que decenas de miles de los que han huído a pie son niños.
Los militantes rohingyas atacaron a las fuerzas de seguridad birmanas a finales de agosto. Desde entonces, analistas y trabajadores de derechos humanos dicen que los militares birmanos han llevado a cabo una brutal represión que ha quemado aldeas enteras, y ha matado a mujeres y niños que huyen.
Pence señaló que el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, habló con la líder civil de Myanmar, Aung San Suu Kyi, sobre los refugiados rohingyas e instó a las fuerzas militares y de seguridad de Birmania a facilitar la ayuda humanitaria.
Ayuda estadounidense a Rohingya
El Departamento de Estado anunció el miércoles que Estados Unidos va a contribuir con una ayuda humanitaria de 32 millones de dólares para los musulmanes rohingyas que huyen de Myanmar.
El paquete de ayuda estadounidense -la primera respuesta importante de la administración Trump a la situación- incluirá alimentos, suministros médicos, agua y refugio de emergencia, y otros tipos de apoyo.
Aung San Suu Kyi ha condenado las violaciones de derechos humanos que tienen lugar en el estado de Rakhine, en el oeste de su país, pero ha recibido fuertes críticas internacionales por no hablar con más fuerza de la situación. Ella canceló su aparición en la Asamblea General de Naciones Unidas esta semana, en parte, para hacer frente a la crisis en el país.
En un discurso televisado en su país el martes, Aung San Suu Kyi señaló que su país no teme el escrutinio internacional, y ofreció la seguridad de que cualquier violación de derechos humanos o "actos que perjudiquen la estabilidad y la armonía" serán tratados "de acuerdo con estrictas normas de justicia ".
El Premio Nobel de la Paz insistió, sin embargo, en que todas las "alegaciones se basan en sólidas pruebas antes de que tomemos medidas".
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo el martes ante la Asamblea General que "estaba sorprendido por la dramática escalada de las tensiones sectarias" en Myanmar y pidió a las autoridades que "terminen las operaciones militares" en Rakhine.
El Departamento de Estado dijo que los 32 millones de dólares, que suman la cantidad total de ayuda de los Estados Unidos a los refugiados de Myanmar en el año fiscal 2017 a 95 millones de dólares, constituirán alrededor de una cuarta parte de lo que dicen los grupos de derechos humanos que será necesario para abordar la crisis. Se espera que el resto del dinero sea proporcionado por otros países.