Las medidas anunciadas recientemente por Estados Unidos que generan un alivio para los gobiernos de Cuba y Venezuela —ambos señalados por violaciones a los derechos humanos y a la democracia—, generan expectativas con respecto a Nicaragua, aliado de Nicolás Maduro y de Miguel Díaz-Canel.
Este martes se conoció que la administración del presidente Joe Biden levantará ciertas medidas impuestas en contra de Caracas a cambio de la reanudación de un diálogo que busque una salida al conflicto que se vive.
Un día antes, la Casa Blanca también anunció una serie de medidas sobre el cambio en la política hacia Cuba, entre las cuales se encuentran ampliar las categorías y límites de remesas y fomentar actividades del sector estatal fuera de Cuba.
En Nicaragua, donde se han impuesto al menos 46 sanciones en contra del círculo cercano al presidente Daniel Ortega, una medida similar sería “un error”, señalan diversos expertos consultados por la Voz de América.
Eric Olson, director de Políticas e Iniciativas Estratégicas, del Wilson Center Global, con sede en Washington DC, comenta que el levantamiento de sanciones es una medida positiva, pero solo cuando “el gobierno toma pasos positivos”.
“No se deben levantarlas todas [las sanciones], no eliminarlas todas, pero si nunca se alivian, no habrá razón para que un gobierno haga cambios, yo estaría a favor de aliviar sanciones cuando es parte de un proceso y hay una indicación positiva de un gobierno de algún cambio”, indica Olson vía telefónica a la VOA.
El analista señala que en Nicaragua una buena señal sería la liberación de todos los políticos que permanecen en prisión, aunque reconoce “que no hay justificación alguna para mantener” a los opositores bajo prisión.
“El tema de las sanciones no se entiende mucho, yo creo que es una herramienta que tiene EEUU y cualquier país puede utilizar para señalar su desacuerdo con algo y si hay cambios en los gobiernos, se deben remover sanciones”, agrega.
Desde San José Costa Rica, en donde se encuentra exiliada la opositora nicaragüense Alexa Zamora, de la organización Unidad Azul y Blanco (Unab), comenta que en países como Venezuela, tras el acercamiento de Washington, se dio la liberación de algunos reos estadounidenses, pero en Managua ella ve una radicalización que incluso supera a Caracas.
“Con Nicaragua esto [de suavizar sanciones] no es algo que se vislumbre en las proximidades. Hubo un intento de acercamiento de Nicaragua con EEUU, aunque es muy incipientes en este momento, y eso no se va a traducir automáticamente en eliminación de sanciones”, asegura a VOA.
Desde su perspectiva, lo que ocurre en Venezuela y Cuba son “procesos diplomáticos sumamente diferentes” a los de Managua. “Nicaragua no muestra voluntad política de ceder en ningún aspecto, ni siquiera en el cese de la persecución a presos políticos y por tanto no va a cambiar las sanciones, sería un error”, dice.
Recientemente el gobierno de Ortega se tomó la sede local de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Managua, por lo que EEUU solicitó una reunión extraordinaria al Consejo Permanente del organismo desde donde se emitió una declaración de condena contra el gobierno de Ortega.
Estados Unidos dijo en dicha sesión que la ocupación forzada de un edificio diplomático mostraba el desacuerdo con las normas específicas y que “los Estados miembro de la OEA no van a tolerar estas acciones”.
Al respecto Zamora señala que ese hecho reciente marcaría un punto fundamental en las medidas que está tomando Estados Unidos.
Haydeé Castillo, opositora nicaragüense radicada en Estados Unidos por amenazas en su contra, valora que la comunidad internacional está llegando a la conclusión de que la manera en que ha afrontado “estas dictaduras no está dando los resultados deseados en corto plazo”.
En conversación telefónica con VOA, Castillo sostiene que a la comunidad internacional y Estados Unidos le preocupan problemas como el creciente flujo de migrantes, “que está poniendo en dificultad a la Administración Biden”.
Benjamin Gedan, también del centro de pensamiento del Wilson Center, coincide con los demás analistas en que las sanciones no deben ser permanentes. “La idea es presionar a un régimen para que modifique su conducta”, afirma.
Gedan afirman que en el caso de Venezuela, la Casa Blanca quiere incentivar las negociaciones entre Nicolás Maduro y la oposición y está dispuesto a levantar algunas sanciones para lograr este importante objetivo.
“Se supone que su postura hacia Cuba y Nicaragua es parecida”, concluye.
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