El gobierno de Joe Biden estableció el miércoles límites estrictos a la presencia de algunos productos químicos persistentes en el agua potable, lo que obligará a las compañías de suministro a reducirlos al nivel más bajo que pueda medirse de forma fiable. Eso reducirá la exposición a esas sustancias para 100 millones de personas y ayudará a prevenir miles de enfermedades como algunas formas de cáncer, según las autoridades.
Se trata de la primera norma que impone un límite nacional en el agua potable a la presencia de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), cuyo uso es generalizado y que permanecen mucho tiempo en el entorno.
Activistas de salud elogiaron a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) por no hacer concesiones en los límites propuestos el año pasado. Sin embargo, compañías de aguas expresaron sus objeciones y dijeron que los sistemas de tratamiento de aguas son caros de instalar y los clientes acabarán pagando más por el agua.
Las empresas de agua están entrando en una nueva era con un incremento considerable de los estándares de salud, que según la EPA harán el agua del grifo más segura para millones de consumidores, una de las prioridades del gobierno de Biden. La agencia también ha propuesto obligar a las compañías a retirar las peligrosas cañerías de plomo.
Los grupos de empresas de suministro advierten que las normas costarán decenas de miles de millones de dólares y afectarán más a comunidades pequeñas con menos recursos. Se espera que se produzcan batallas legales.
El administrador de la EPA, Michael Regan, dijo que la norma es la medida más importante que ha tomado nunca la agencia sobre los PFAS.
“El resultado es una norma profunda y trascendental, que mejorará la salud y vitalidad de muchísimas comunidades en nuestro país”, afirmó Regan.
Peligro
Los PFAS son peligrosos porque no se degradan en el entorno y están asociados a problemas de salud como un bajo peso al nacer y el cáncer de riñón. Se utilizan en productos de uso cotidiano como sartenes antiadherentes, espuma de extintores y ropa repelente al agua. Aunque algunos de los tipos más habituales se están abandonando de forma gradual en Estados Unidos, otros siguen en uso. Ahora las compañías de agua se verán obligadas a retirar la contaminación que otras industrias han emitido al entorno.
“El problema es la acumulación”, dijo Scott Belcher, profesor de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y que investiga la toxicidad de los PFAS. “Incluso diminutas, diminutas cantidades cada vez que bebes agua durante tu vida se van a ir sumando, lo que provoca los efectos en la salud”.
Los PFAS son una amplia familia de sustancias químicas y la nueva norma fija estrictos límites de 4 partes por trillón en dos variedades habituales, llamadas PFOA y PFOS. Otros tres tipos que incluyen GenX —una marca comercial— que son un grave problema en Carolina del Norte están limitados a 10 partes por trillón. Las compañías tendrán que hacer análisis para buscar esas sustancias e informar al público cuando los niveles sean demasiado altos. También se limitarán las combinaciones de algunos tipos de PFAS.
Activistas medioambientales y de salud elogiaron la norma, pero dijeron que los fabricantes de PFAS supieron durante décadas que las sustancias eran peligrosas pero ocultaron o minimizaron las pruebas. Los límites deberían haberse introducido antes, afirman.
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