Hace 15 años, Glenn Spencer abandonó California y eventualmente su matrimonio para perseguir una obsesión: "Vine a Arizona para ayudar a asegurar la frontera".
En su rancho del Condado Cochise, Arizona, que está como a un campo de fútbol de distancia de la barrera de metal que separa a Estados Unidos de México, Spencer coloca un drón en el suelo y prueba su sistema de detección basado en un sismógrafo.
En segundos el aparato se levanta del suelo prácticamente sin ruido, pero Spencer nunca lo pierde vista porque usa un monitor. Bajo la sombra de una malla maniobra el control como un chico con juguete nuevo.
Aunque parece un juego, la misión de Spencer de buscar personas tiene desastrosas consecuencias para quienes han arriesgado todo cruzando el Desierto de Sonora.
"La computadora está mirando 8 km de información, y cuando detecta algo el algoritmo dice: 'Hey, hay gente allí'", explica, mostrando las ayudas visuales que ha colocado en su depósito para los curiosos. Cuando un migrante es detectado, un sensor envía las coordinadas que Spencer de inmediato ubica.
El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza no ha pedido ayuda a Spencer o a ningún vigilante o grupo miliciano privado, y el Southern Poverty Law Center, una organización no gubernamental, dice que la organización fundada por Spencer, llamada American Border Patrol, es un grupo racista.
Sin embargo, él reporta sus descubrimientos de todas maneras esperando resaltar el número de cruces de indocumentados que según él no son detectados, mientras niega enfáticamente las acusaciones de racismo, llamándolas tácticas de "demonización" por parte de la oposición.
'Sobrevivencia nacional'
A lo largo de los años, Spencer dice que ha "capturado' a cientos de indocumentados sin acercarse a ellos. Devotamente, pero sin evidencia, cree que la mayoría son narcotraficantes, por el tamaño de sus mochilas, que él calcula en unas "60 libras".
"America's Eyes on the Border: Los contrabandistas de drogas y adictos no nos quieren", dice un cartel a la entrada de su rancho.
Según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos, cerca de 20.000 casos de narcotráfico se reportaron en el año fiscal 2015, y aproximadamente un 75% de los inculpados eran ciudadanos estadounidenses.
Sea que cualquiera de los indocumentados que cruzan la frontera estén huyendo de su país por las dificultades económicos, la violencia de pandillas o el temor a la persecución, Spencer no lo sabe por la forma como trabaja (usando drones). No obstante, sus principios no cambian.
Cuando se le pregunta si siente algo de compasión por quienes pueden estar tratando de escapar a una vida difícil o incluso peligrosa, se queda callado por un largo tiempo.
"Mírelo de esta manera", finalmente dice. "Ellos tienen una situación de la que están tratando de huir. Yo creo que al permitirles que escapen, ellos huyen de sus problemas. Yo tengo que dejar la compasión de lado por la supervivencia nacional", señala.
Lejos de la normalidad
"Hablar con gente que tiene esas opiniones sobre la frontera Estados Unidos-México, es hablar con gente que está alejada de la realidad", dice Juanita Molina, directora ejecutiva de Border Action Network, una ONG que trabaja por la reconciliación de la comunidad.
"Ellos no están necesariamente al tanto de algunas importantes estadísticas sobre la calidad de vida aquí en Estados Unidos y cómo ella es perpetuada por la inmigración", afirma Molina.
Mo Goldman, un abogado de inmigración en Tucson, Arizona, hijo de inmigrantes, dice que hay un enorme rechazo a los vigilantes en Arizona, cuyas acciones él considera un desperdicio de recursos y de existencia.
"Su opinión es, 'Hey, nosotros somos patriotas. Vamos a sellar la frontera, vamos a atrapar a esa gente y vamos a llamar a la patrulla fronteriza'", dice Goldman. ¨Si eso es lo que quieren hacer, está bien. Creo que mucha gente en esta comunidad piensa que no es lo correcto y rechazan esa mentalidad".
La plataforma de Spencer está muy alejada del conservadorismo tradicional. Él dice que organizaciones como la Fundación Heritage tienen cuidado de no asociarse con él, lo cual se ha convertido en un aspecto normal aunque molesto de su vida. Pero sus opiniones sobre la inmigración van de lo la extrema derecha a la conspiración.
Por la tarde, a menudo repite su creencia de que los mexicanos están votando intencionalmente en Estados Unidos en interés de México para revertir el Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el cual Estados Unidos obtuvo 1,3 millones de kilómetros cuadrados de territorio mexicano en 1848.
Se ha proyectado que en menos de 30 años, más de la mitad de los estadounidenses serán miembros de una minoría, lo que hará del país una nación de mayoría minoritaria. Spencer dice que ese cambio de demografía "no es natural".
"Si se les da poder de bloque a los hispanos...ellos van a ser un voto de cambio. Van a cambiar todo", afirma.
Molina, quien dice que le gustaría conversar con Spencer, señala que la región fronteriza de Arizona se ha convertido en un punto conveniente para otros que comparten las ideas de Spencer.
"Se convierte en un lugar donde gente que piensa como él creen en este nivel de polarización y en el rechazo a los migrantes", asegura Molina. "Y eso se convierte en un valor fundamental para ellos".
'Algunos juegan golf..."
Aunque Spencer dice que no ha tenido novia desde que se mudó a Arizona, no está completamente solo en el rancho. Su ayudante, Chad, trabaja con él; y él es el orgulloso propietario de "200 bagres, ocho gallinas, tres pastores alemanes y dos caballos".
Muy cerca de cumplir 80 años, su único problema de salud dice que es la presión alta, que le provoca mareos, lo cual él atribuye al estrés. Él lleva también su propia contabilidad.
Además de un jardín de piedras, tres perros ancianos lo acompañan dejando pelo en todas partes. Spencer apaga Fox News y sube el volumen de su tocadiscos para poner música clásica para sus perros.
"Esto es mi jubilación", dice con satisfacción. "Alguna gente juega golf, otros, tienen misiones", señala.
'Vayan a defender..."
La misión trasciende su anteriormente entusiasta apoyo para el presidente Donald Trump.
"No se puede construir un muro sólido en la frontera", dice. "Tiene que ser transparente. Tiene que permitir que el agua fluya", agrega. Para Spencer, lo que se debe considerar al asegurar la frontera, no es la humanidad sino la eficiencia. Las actuales torres fijas integradas de energía solar que actualmente existen por todo el desierto, tienen poca visibilidad, explica al tiempo que dirige su dron hacia la parte superior de una de ellas para demostrarlo.
“Si hubiera un hombre allí, ¿Podría verlo?, pregunta sonando agitado. "No podría ver a nadie en esos árboles...¡Tendría que saber exactamente dónde mirar!", enfatiza.
Spencer dice que ha pasado los últimos años de su vida, "buscando cuidadosamente" información que cada vez es más contraria a lo que dicen los medios de comunicación tradicionales que ignoran o "encubren" sus afirmaciones más difíciles de verificar.
Al finalizar la entrevista, Spencer resume lo que cree que está en juego en la frontera, pronunciando muy claramente cada sílaba. "Estados Unidos no puede comenzar nuevamente. Eso no va a suceder de nuevo. Si perdemos eso, allí se termina. Tenemos que mantenerlo. Tenemos que evitar perderlo. Tenemos que defenderlo. Y eso es lo que yo hago", afirma.
Ramón Taylor/VOA