La jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, la general Laura Richardson, entregó el lunes a Panamá una aeronave valorada en 12 millones de dólares para respaldar la lucha contra el narcotráfico, la pesca ilegal y las misiones de búsqueda y rescate en el país centroamericano.
Richardson encabeza una delegación de su país que participa en un diálogo de seguridad de alto nivel con funcionarios panameños. El martes, la comandante visitará la selvática provincia de Darién, fronteriza con Colombia, adonde operan algunas bases utilizadas para combatir el tráfico de drogas.
Por el Darién se registra desde hace más de una década un flujo migratorio irregular hacia Estados Unidos, que en el último año es dominado por los venezolanos.
La directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Samira Gozaine, dijo el lunes a medios locales que en lo que va del 2022 han cruzado por el Darién cerca de 190.000 migrantes, en su mayoría venezolanos. La funcionaria refirió que sólo el domingo llegaron desde Colombia unos 4.000 extranjeros, principalmente procedentes de ese país sudamericano.
Estados Unidos anunció la semana pasada que aceptará hasta 24.000 venezolanos -para lo cual deberán registrarse previamente en un programa, tener un patrocinador en el país y llegar vía aérea- si bien, por contra, devolverá a los venezolanos que crucen la frontera ilegalmente desde México, así como rechazará aquellos que ingresen ilegalmente en suelo mexicano o panameño.
Panamá, que recibe a los migrantes tras verificaciones de seguridad, les provee alimentación, alojamiento y coordina el tránsito para que sigan en autobuses hacia Costa Rica, está clamando por ayuda financiera internacional para poder seguir atendiendo ese flujo irregular.
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