Los demócratas podrían estar enfrentándose al caos a la hora de escoger al nuevo presidente de la Cámara de Representantes.
Aquellos que, dentro del partido, tratan de impedir que la representante Nancy Pelosi ocupe el puesto dicen que no necesitan tener otro candidato por ahora, y planean demostrar que a Pelosi le hacen falta votos para ganar la contienda. Entonces, dicen, aparecerán nuevos aspirantes.
Se trata de una estrategia que hace que otros demócratas se estremezcan ante la posibilidad del desorden en su nueva mayoría. Ellos dicen que los votantes los eligieron en los comicios de este mes para gobernar, no para atascarse en el tipo de luchas internas republicanas que llevaron al representante por Ohio, John Boehner, a una salida prematura, y debilitaron a su sucesor, el representante por Wisconsin, Paul Ryan.
Lo último que quieren los demócratas es una lucha por el puesto de liderazgo cuando el Congreso vuelva a trabajar en enero.
“Si el primer valor demócrata que ven es el caos, no creo que sea algo bueno”, dijo el representante Don Beyer, quien recientemente escribió una columna de opinión junto a otros colegas apoyando a Pelosi. “No creo que sea un buena imagen”, agregó.
La teoría del caos será puesta a prueba la próxima semana cuando los demócratas de la cámara se reúnan en privado para votar la nominación de Pelosi. La política se mantuvo en el puesto desde el 2007 al 2011, siendo la primera mujer en ostentar el cargo.
Después que una potencial rival se hizo a un lado, se espera que Pelosi gane con facilidad la mayoría de sus filas. Sin embargo, los opositores tienen la esperanza de negarle el apoyo más amplio que necesita cuando el congreso realice una votación en enero.
Una de las personas que se están organizando en su contra, la representante Kathlee Rice, de Nueva York, dijo recientemente que la falta de un contrincante no es el punto, ya que el objetivo es forzar la duda.
“El concepto de que no puedes vencer a alguien sin otra persona es un punto de discusión usado por Nancy Pelosi”, dijo Rice.
Tanto ella como otros en un grupo liderado por los representantes Seth Moulton de Massachusetts y Tim Ryan de Ohio piensan que todo está en los números.
Por el momento, hay al menos 15 personas que se oponen a Pelosi, creando una votación muy estrecha.
Los demócratas de la Cámara de Representantes ganaron una mayoría de 233 escaños en la Cámara de 435 miembros en las elecciones de medio término a principios de noviembre, con algunas contiendas aún sin terminar.
Pelosi necesita 218 para ganar el puesto si todos los republicanos se oponen a ella, lo cual es probable. El margen podría expandirse ligeramente con ausencias o si los legisladores simplemente votan "presente".
“El primer paso es mostrar que no puede obtener 218 [votos]”, dijo Rice a los periodistas, “luego yo creo que el reto será permitir que nuevos miembros digan, de acuerdo, aquí hay otra oportunidad, ahora lo entiendo”.
Moulton, un veterano de la marina, dijo que espera que haya un “debate caótico” por el nuevo liderazgo ya que eso “sería saludable para el partido”.
Sin embargo, después de las elecciones que dieron la mayoría a los demócratas en la Cámara, es un enfoque que puede requerir un salto de fe que otros legisladores no están dispuestos a dar, en especial mientras Pelosi amasa un enorme apoyo de parte de grupos activistas, sindicatos e incluso el expresidente Barack Obama en una muestra de su poderío.
Tratando de evitar ese debate, Pelosi envió una carta a sus colegas agradeciéndoles el “fuerte apoyo” que “muchos” le han brindado y pidiendo que “todos” apoyen el nominado del partido a presidente cuando la Cámara entera vote. “Nuestra unidad es nuestro poder”, escribió.
En un momento, los oponentes de Pelosi llegaron escribir una carta en su contra con 17 firmas de demócratas y estaban esperando más. No obstante, algunos de ellos fueron retirándose uno por uno.
Una posible rival, la representante Marcia Fudge, decidió no enfrentarse a Pelosi y decidió en cambio liderar un nuevo subcomité sobre la integridad del voto. Pelosi revivió ese panel y recomendó a Fudge para el puesto, dándole importancia a un tema relevante para el Grupo de Congresistas Negros (Congressional Black Caucus), especialmente después de las apretadas elecciones en Florida y Georgia.
Otro adversario, el representante Brian Higgins, dejó su oposición después de decir que Pelosi había acordado que él tomaría el liderazgo en su propuesta para expandir Medicare como una opción para quienes tengan entre 50 y 65 años.
Mientras que los opositores se reagrupaban, Pelosi estaba en su casa de California por el feriado de Acción de Gracias, llamando y repartiendo la prebendas que muestran el poder potencial de ser presidente de la Cámara en un modo inédito para Capitol Hill.
Boehner y Ryan lucharon para acorralar a su mayoría desde que los republicanos obtuvieron el control de la Cámara en 2011. La revuelta dentro de las filas del Partido Republicano comenzó con la elección del Tea Party de 2010 y continuó con el Caucus de la Libertad que empujó a Boehner a la jubilación anticipada.
Ryan pudo aprobar la ley de impuestos del Partido Republicano, pero el flanco más conservador mostró varias veces su fuerza, incluyendo durante la reciente elección del representante de California Kevin McCarthy como líder de la minoría.
La representante Betty McCollum, demócrata de Minneapolis, dijo que recuerda estar en la Cámara de Representantes cuando la carrera de Boehner como presidente se tambaleó y que pensó que la disfunción que se veía no era buena para los republicanos o los demócratas.
Ella escribió el artículo de opinión con Beyer en parte porque no puede imaginarse enfrentarse a los votantes en los suburbios de St. Paul en su estado si surge una discusión como primer orden del día de la mayoría demócrata.
“La gente de Minnesota estaría muy, muy decepcionada -y pasaría de la decepción a la indignación- si nosotros arruinamos una oportunidad”, dijo McCollum. “Esos votantes no están buscando el caos. Están buscando un gobierno efectivo y responsable”.
Los nuevos miembros, especialmente aquellos que juraron oponerse a Pelosi y abrir el camino para una nueva generación de líderes, están en medio del roce.
La representante electa de California, Katie Hill, dijo que los demócratas “necesitan minimizar cualquier lucha interna del partido” y “empezar con paso fuerte desde el primer día”.
Por otro lado, la representante electa de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, dijo en un tuit que espera que los demócratas puedan “concluir rápidamente esta discusión sobre las posiciones del partido” para llegar a invertir más tiempo en “discutir las prioridades del partido”.
Los legisladores más expertos, incluyendo el representante Emanuel Cleaver de Missouri, dijo que ahora no es el momento para una división pública.
“No quiero que se haga en la Cámara, en frente de la nación”, dijo Cleaver. “No quiero tambalear la confidencia de los millones de personas que salieron a votar”.