El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este jueves la epidemia de opioides como "una emergencia de salud pública nacional", y dijo que el país "trabajará en conjunto para superar la crisis".
Trump alertó que "la crisis de opioides está devastando a Estados Unidos", y que "en 2016 más de dos millones de estadounidenses eran adictos" a los opiáceos.
Trump precisó que su gobierno ha invertido más de un billón de dólares para enfrentar la crisis de opioides y que su meta es "arrebatar las drogas a los ciudadanos estadounidenses que ya se encuentran inmersos en el consumo".
Trump señaló que su gobierno además diseñará una campaña para hacer que los estadounidenses no quieran volver a consumir drogas y añadió que también "trabajará en conjunto con otros países para combatir el tráfico de sustancias ilícitas", indicando la importancia de la construcción del muro con México para "detener la inmigración ilegal".
El presidente también argumentó que en dos semanas sostendrá "una reunión con el presidente en China", a quien mencionará el combate de los opiáceos como una de las principales prioridades de su gobierno.
En un discurso desde la Casa Blanca, Trump trató de unir a la nación en torno a la epidemia que ha cobrado la vida de 64.000 estadounidenses el año pasado.
Trump firmará un memorándum que ordena al secretario de Salud y Servicios Humanos interino, Eric Hargan, que no exija regulaciones y de a los estados más flexibilidad para usar los fondos federales, según informaron cuatro altos funcionarios responsables de redactar la nueva política sobre opioides en Estados Unidos.