Grupos religiosos, estudiantes y voluntarios se afanaban este sábado por llevar agua y alimentos a los damnificados especialmente en Alabama, uno de los estados más asolados por los devastadores tornados que esta semana dejaron una estela de destrucción y muerte en EE.UU.
En Pratt City, un suburbio de Birmingham, muchos se dieron a la tarea de limpiar de escombros las calles, en tanto que muchos locales incluyendo escuelas se han convertido en centros de recepción de ayuda a los que llegan desde pan hasta ropa donada por la comunidad para las víctimas.
La primera en acudir en auxilio de los damnificados ha sido la agencia federal para el manejo de situaciones de emergencia, conocida por sus siglas en inglés como FEMA, que ya tiene a su personal trabajando en los cinco estados más afectados.
El alcalde la Tuscaloosa, en Alabama, Walt Maddox, dijo que los tornados han creado una “crisis humanitaria” en esa ciudad de más de 83.000 habitantes, pero que gracias al esfuerzo de los voluntarios que están yendo a prestar auxilio la situación no ha escapado de control.
La Cruz Roja instaló dos refugios en Tuscaloosa, uno de ellos con capacidad suficiente para dar albergue a 240 personas y proporcionar alimentos a otras 600, ya que incluso mucha gente que no perdió sus hogares carecen de electricidad, ni tienen otra manera de cocinar los alimentos.
En todos los estados embestidos por los tornados, la participación de voluntarios en las labores de ayuda y rescate se ha ido intensificando a medida que ha ido en aumento el número de víctimas de las tormentas, que asolaron numerosas comunidades entre miércoles y viernes.
Al menos 340 personas murieron en siete estados, 249 de ellas sólo en Alabama, el más devastado por las tormentas, que también causaron muertes en Mississippi, Tennessee, Georgia, Virginia, Louisiana y Kentucky.