“Queremos ayudar humanitariamente a los venezolanos en los lugares hacia donde están huyendo en la región, estamos tratando de verlos donde están y darles ayuda donde la necesitan”, dijo el lunes en Washington, una funcionaria estadounidense que viajó a Ecuador y Perú para observar de primera mano el impacto del flujo de refugiados venezolanos en esos países.
En conferencia telefónica con periodistas, Nancy Izzo Jackson, vicesecretaria adjunta de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del gobierno de Estados Unidos, reportó sobre su viaje reciente a Ecuador y Perú. La estadounidense visitó las fronteras que reciben a refugiados venezolanos, conversó con algunos de ellos y se reunió con autoridades en Quito y Lima para hablar sobre el tema.
Izzo afirmó que dos millones de venezolanos han huido de su país hasta el momento, en lo que calificó como el mayor desplazamiento externo en la región.
El flujo de refugiados se prevé que continuará, dijo la funcionaria, proyectándose que para fin de año podría llegar a tres millones el número de venezolanos que buscan asilo en las naciones vecinas.
“Todos los países lo están sintiendo. Han sido muy buenos anfitriones, proporcionando visas humanitarias y asistencia, y Estados Unidos lo agradece”, dijo Izzo, pero enfatizó que “los sistemas se están abrumando dado el número de personas”.
EE.UU. ha donado cerca de 31 millones en ayuda humanitaria para los refugiados venezolanos desde 2017, una asistencia que incluye alimentos de emergencia, agua, vacunas, refugio para los más vulnerables, artículos de higiene, apoyo con documentos y monitoreo de la frontera, y ayuda para registrar a los refugiados y ubicar los que más asistencia necesitan, dijo la subsecretaria adjunta del PRM.
Izzo dijo que Ecuador, tiene el mayor número de refugiados registrados en la región, con más de 60.000, que en su mayor parte son colombianos. “El país tiene una larga historia de ofrecer refugio a gente que lo necesita”, afirmó.
Perú, después de Colombia, tiene el mayor número de refugiados venezolanos, señaló, indicando que hasta ahora la nación andina ha recibido unos 350.000 y el número sigue aumentando.
Nancy Izzo dijo que en Quito, donde hay unos 100.000 venezolanos, se reunió con algunos que buscan asilo y escuchó dolorosas historias. Una de ellas, la de un exsoldado que salió de su país “porque no quiere disparar a civiles”.
En una estación de autobuses en el centro de Quito dijo que vio “docenas y docenas de hombres jóvenes venezolanos” que caminaron de 15 a 20 días desde la frontera para llegar allí. Muchos, indicó, no tienen los 14 dólares que se necesitan para viajar en bus a la frontera con Perú, a donde quieren realmente emigrar.
Aún más doloroso, señaló Izzo, fue ver a hombres y mujeres “cuyo dinero no vale nada”, que están haciendo figuras de origami y pulseras con los bolívares (moneda venezolana) y piden a la gente que les den lo que puedan por ellos, sea 5 o 10 centavos. “Es una situación donde la gente está monetizando el dinero, algo que nunca he visto”, señaló.
En la frontera con Perú, dijo la funcionaria, fue muy bueno ver que los fondos de Estados Unidos se están utilizando para asistir a la gente a medida que llega. Apuntó que allí ACNUR, entrega información sobre cómo solicitar residencia temporal y asilo, mientras que representantes de la Oficina Internacional para las Migraciones ofrecen transporte a poblaciones cercanas y la Cruz Roja peruana provee ayuda médica.
La subsecretaria adjunta estadounidense dijo que de sus conversaciones con refugiados pueden deducirse a que en Venezuela “los alimentos claramente están siendo usados para fines políticos y los están desviando a los partidarios del régimen”.
Indicó que aunque Perú ya ha recibido 350.000 venezolanos, la mayoría de gente con la que habló anticipa que el número aumente a un millón para fin de año.
“En suma los gobiernos han sido muy generosos”, dijo enfatizando que el gobierno de Perú ha sido especialmente generoso con los refugiados y buscadores de asilo, “pero se está abrumando”; razón por la cual Estados Unidos está apoyando a ACNUR y la OIM en los dos países que ella visitó.
Un ejemplo de cómo se está usando la asistencia de EE.UU., dijo Izzo, es el apoyo de personal que brinda ACNUR a la cancillería de Perú para procesar más pedidos de asilo.
“Como siguiente paso estamos pidiendo a los países de la región que se unan para buscar una solución amplia para manejar humanamente el flujo de esta gente desesperadamente necesitada”, afirmó, indicando que en 2017, según datos del Departamento de Seguridad Interior (DHS), Estados Unidos recibió más de 27.000 solicitudes de asilo de venezolanos.
La funcionaria dijo que no tenía cifra sobre el número de venezolanos admitidos o reasentados en territorio estadounidense, pero dijo que se ha manejado individualmente ciertos casos, en particular de “venezolanos vulnerables”.
Señaló que no cree que la administración Trump vaya a cambiar su política global de admisión de refugiados en términos de los venezolanos, aparte de la asistencia que se está brindando a los países de la región para ayudarles a hacer frente al flujo de desplazados. “El reasentamiento (en EE.UU.) ha sido reservado siempre para un pequeño porcentaje global de refugiados”, explicó.
En conclusión, Izzo destacó que la de Venezuela continúa siendo una “enorme crisis humanitaria” y prometió que EE.UU. seguirá trabajando con los países de la región para proveer asistencia humanitaria y para buscar una solución razonable.