El presidente ecuatoriano Lenín Moreno decretó un toque de queda en varios lugares del país entre las ocho de la noche del martes (8 de octubre) y las cinco de la mañana del miércoles(9 de octubre).
En un decreto, Moreno indica que la medida estará vigente en los alrededores de instalaciones estratégicas y de edificios de funciones del Estado mientras dure el estado de excepción vigente.
El estado de excepción durará hasta principios de noviembre por el momento. La medida restringe los derechos ciudadanos y permite al Estado efectuar requisiciones si lo considera necesario.
Por otro lado, el contralor general ecuatoriano, Pablo Celi, acompañado por los titulares de las principales funciones del Estado dio su explícito respaldo al mandatario en una cadena nacional.
“Es necesario diferenciar el reclamo social pacífico, legítimo y garantizado por el mandato constitucional y el orden legal, de las acciones conspirativas que pretenden instaurar un ambiente de caos en el país, con ataque violentos contra personas e instituciones, destrucción de bienes públicos y privados, y toma de edificios e instalaciones estatales”, dijo Celi leyendo un documento consensuado por todos ellos.
La tarde de este martes, grupos de manifestantes se enfrentaron con la policía en los alrededores de la Asamblea Nacional, en Quito, y cerca del casco colonial, donde está el palacio de gobierno. Las autoridades repelieron los disturbios usando gas pimienta.
En Guayaquil, la ciudad más grande del país y adonde el presidente Moreno trasladó la sede del gobierno temporalmente debido a la violencia de las protestas en Quito, cientos de comerciantes del populoso sector comercial de La Bahía marcharon armados de palos y bates como acción disuasiva a grupos que han saqueado algunos comercios de barriadas marginales de la ciudad.
En Quito, unas 3.00o personas se congregaron en una avenida el norte de la ciudad exigiendo con gritos y carteles estabilidad, paz y que les permitan trabajar, en medio de protestas indígenas que mantienen virtualmente paralizada a buena parte del país.
Emilio Salazar, un abogado de 50 años, citado por The Associated Press, dijo: “al margen de lo que digan las medidas económicas, yo estoy para decirle a los señores indígenas que ellos no representan al sector productivo del país, a los que si trabajamos y si pagamos impuestos, nosotros estamos en contra de lo que están haciendo”.
Miles de manifestantes indígenas, que llegaron el lunes a Quito, rompieron el cerco policial que protegía el edificio de la Asamblea, sin funcionarios en su interior, y lo mantienen sitiado.
Aunque lograron ingresar al salón del pleno, poco después fueron desalojados por los uniformados con gas pimienta mientras una multitud se mantenía en los alrededores, informó AP.
El ex sacerdote Carlos Tuárez, ex presidente del Consejo de Participación Ciudadana, una de las principales funciones del estado, fue agredido con palos y piedras cuando quiso sumarse a un grupo de indígenas que protestaban en el centro norte de Quito. Tuárez tuvo que correr para salvarse de mayores agresiones, reportó AP.
Maduro : "No es culpa mía"
Desde Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro respondió a las acusaciones de golpismo endilgadas por su homólogo ecuatoriano Lenín Moreno: “Ayer salió... a decir que lo que está pasando allá es culpa mía”.
Moreno está “fuera de la realidad”, dijo Maduro, porque al parecer cree que “yo muevo mi bigote y tumbo gobiernos”.
“Si usted, señor Lenín Moreno, quiere ver la realidad, eche para atrás ese paquete económico y dialogue con el pueblo de Ecuador, dialogue con los campesinos, con los obreros, con los indígenas”, añadió.