El gobierno del Ecuador confirmó que los centros penitenciarios del país se encuentran bajo el control de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas y envió un fuerte mensaje a los grupos criminales que desataron los motines del pasado 29 de septiembre en que murieron más de 100 reclusos.
“El gobierno del presidente Guillermo Lasso no tolerará que el crimen organizado transnacional controle las cárceles y las calles del país”, dijo el fin de semana la ministra de Gobierno, Alexandra Vera.
El comentario tuvo lugar después de nuevos hechos ocurridos desde hace casi una semana por disputas territoriales y de liderazgo “entre las organizaciones narcodelictivas que operan dentro de las prisiones”.
Enfrentamientos armados que se extendieron hasta el domingo y motivaron la intervención conjunta de las Fuerzas Armadas y la Policía.
“Se decomisaron 13 armas, de las cuales seis son fusiles y siete son pistolas; 1.136 municiones de diferente calibre, 250 armas blancas, cinco granadas, 60 celulares, seis kilos de droga”, dijo la comandante general de la Policía, Tannya Varela.
Para la exdirectora nacional de Rehabilitación Social Itania Villarreal, la situación en el sistema carcelario es “muy grave” y adolece de problemas estructurales, como la falta de sistemas de seguridad adecuados, hacinamiento, déficit de personal, agentes de control y fallas en el sistema judicial, entre otros.
“Esta es la peor crisis, la peor masacre que se ha registrado en la historia del sistema penitenciario del país. Es sin precedentes en la historia”, dijo Villarreal en referencia los incidentes del pasado mes.
El motín del 29 de septiembre tuvo lugar en el Centro de Privación de la Libertad Número 1, conocido también como la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil. Al menos 116 reclusos murieron y unos 80 resultaron heridos.
El pasado 23 de febrero, disturbios simultáneos en cuatro cárceles, incluida la de Guayaquil, dejaron 79 reclusos muertos, varios de ellos decapitados.
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