Unos 23 millones de latinoamericanos laboraron desde casa durante la pandemia de COVID-19, en el segundo trimestre de 2020, según un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El documento también recoge que el teletrabajo irrumpió en los mercados latinoamericanos como una forma de enfrentar las consecuencias de la enfermedad.
El texto, no obstante, señala que aún es muy temprano para predecir el alcance efectivo del teletrabajo y que es necesario que los países "estén preparados para asumir que esta modalidad llegó para quedarse, ya sea como una solución conveniente para algunas personas y empresas, o a través de la proliferación de formas híbridas que combinen trabajo en el establecimiento con trabajo desde el hogar".
Aunque la OIT también resalta que antes de la pandemia ya existía el teletrabajo, este lo llevaban a cabo las personas en situaciones especiales o por cuenta propia, pero "en el contexto de cuarentena pasó, en mucho casos, a ser la modalidad exclusiva de trabajo”.
El ecuatoriano Aurelio Dávila es uno de los millones de trabajadores que laboran desde casa. Hace casi tres años trabaja para una compañía multinacional de seguros y consultoría. Desde el inicio de la pandemia por el COVID-19 ha realizado sus tareas desde la casa.
Para Dávila, quien vive en Quito, el teletrabajo es “una buena práctica”.
“Sí, nos ha tocado un poco adaptarnos, más que nada, no mezclar el tema de un horario laboral versus actividades que uno tiene que hacer en casa”, afirma Dávila.
Roxana Maurizio, especialista regional en Economía Laboral de la OIT y autora de la investigación, dijo a la Voz de América que si bien la incidencia fue mayor durante los meses de confinamiento, la tendencia se mantiene y se han beneficiado principalmente profesionales formales de edades medias, que realizan tareas administrativas y con acceso a las tecnologías necesarias para llevar a cabo sus tareas.
“Anteriormente a la pandemia, los porcentajes de teletrabajo, de trabajo desde el domicilio, en particular, dentro del conjunto de los asalariados eran muy, muy menor, en el orden del 2-3% y ello se elevó al 20-30%”, explica Maurizio.
Agrega que se han visto "grupos muy específicos los que han logrado continuar con sus tareas, sus tareas laborales, y por lo tanto en muchos casos continuar con los ingresos en el contexto de la pandemia”.
La autora del estudio anticipa que, en el futuro, el teletrabajo tendrá una incidencia mayor a las cifras previas al inicio de la pandemia y no descarta que las empresas comiencen a poner en práctica modalidades híbridas.
* Versión para la web de Karen Sánchez, desde Bogotá.
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