Las proyecciones económicas de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, en inglés) para el Producto Interno Bruto (PIB) y la tasa de desempleo del país hasta 2022 sugieren que será un periodo de incertidumbres y una crisis bastante marcada.
En un informe, este miércoles, la FED ha pronosticado que tras la pandemia de coronavirus, que llevó al cierre total de las principales industrias y áreas de servicio en toda la nación, habrá una contracción de al menos 6,6% del PIB, mientras el desempleo rozará el 9,3% cuando finalice 2020.
Se trata de proyecciones económicas de los miembros de la Junta de la Reserva Federal y los presidentes de los Bancos de la Reserva Federal, que evalúan la política monetaria apropiada proyectada, hasta junio de 2020.
Los especialistas han medido el modo en que el gobierno ha enfrentado la crisis sanitaria.
Se supone, por los datos recogidos que el desempleo bajará a 6,5% a finales de 2020, y para 2022, habrá descendido un punto más, es decir, 5,5%.
Sin embargo, la inflación básica, que son tasas porcentuales de cambio, tiene términos de 0.8 para 2020, y ascendería a 1.6 para 2021 y a 1.7 para 2022.
La inflación está determinada por el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en un país durante un periodo de tiempo sostenido.
La inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda en que se maneja la economía.
La tasa de fondos federales, que tenía una proyección para 2019 de 2,25% y 2,50% -sin el golpe contundente causado por la COVID-19 en el mundo entero-, ahora se ha proyectado a un disminuido 0.1% para finales del año actual y los subsiguientes 2021 y 2022.
Regularmente, cuando la Reserva Federal baja las tasas de referencia, también disminuyen los intereses de los créditos, con lo que las empresas tienden a invertir más y el gasto de los consumidores es mayor.
Tal como había previsto en abril pasado la FED insistió en su promesa de continuar con el apoyo extra a la economía y prometió mantener las compras de bonos al mismo ritmo de antes de la pandemia de coronavirus, de unos 80.000 millones de dólares mensuales en bonos del Tesoro y 40.000 millones de dólares mensuales en valores respaldados por agencias e hipotecas.