Hoy me levanto en esta ciudad con una mitad de esperanza y otra de miedo aunque yo pensaba que no me iba a alcanzar la llamada ola de violencia. Que por mi educación, estatus, circulo en el que me desenvolvía, que se yo… me convertí en un prisionero más de los delincuentes que han tomado a su antojo y de rehenes a casi dos millones de personas.
La ciudad se desploma en cuanto a empleos mientras las graduaciones escolares estallan por doquier. El camino a tomar es dudoso, abandonar la ciudad en busca de una oportunidad es una opción, pero tengo y vislumbro, el claro sentimiento y deber de hacer algo por ella; porque dentro de la negatividad mencionada también me ha dado las mejores cosas de mi vida: Mis amigos, mi educación, tantas alegrías que he vivido aquí, no puedo renunciar cuando más me necesita.
¡Si¡ tengo que mencionarlo, aunque sea la enfermedad social, que han ayudado a crear los medios creando psicosis y paranoia que nos atosiga por los asesinatos, robos, extorsiones, fraudes y demás ¡Cd. Juárez no es eso! No. Juárez es la gente que trabaja, la calidez que no se encuentra en ninguna ciudad de nuestro México.
Si todos le damos la mano a esta tierra que siempre nos la da a pesar de cualquier crisis, la cosa va cambiar y volverá a ser la tierra de oportunidades, en la que gente de todo el país venia y encontraba trabajo, un cobijo e identidad.
Hay personas inocentes que fueron, son y serán silenciadas gracias a una extorsión, un interés político o una bala. No murieron ni gritaron una injusticia en vano ya que esto y solo esto será lo que podrá hacer la catarsis de cambio en nosotros, no quedarnos callados.
Es por eso que yo he decidido no callar; tal vez no soy buen escritor, ni mi sintaxis sea la adecuada, pero quiero que mi voz sea leída y escuchada hasta donde pueda porque al contribuir con una afirmación de cambio algo se desquebrajara en la nube de desinformación y envidia en que estamos sumergidos, y en la que los medios nos quieren mantener.