A pesar de las cosas que dice –o precisamente porque las dice—el multimillonario aspirante republicano a la presidencia, Donald Trump, sigue atrayendo multitudes y atención mediática a sus mítines.
El mitin del martes en Carolina del Sur, no fue la excepción, ni en la enorme audiencia ni en los temas de los que habló o en la polémica que creó.
Para empezar llamó “idiota” a uno de sus rivales de partido, el senador Lindsey Graham e invitó a los asistentes a que le telefoneasen a su número privado, el cual reveló en público.
"No parece un tipo muy brillante”, dijo de Graham, el senador que representa a quienes estaban presentes en el acto.
“Probablemente no sea más brillante que Rick Perry (exgobernador de Texas y otro aspirante republicano a la Casa Blanca). Puede que hasta Perry sea más inteligente que Lindsey Graham", añadió.
Graham había calificado a Trump como un “jackass” (imbécil) durante una entrevista matutina en la que criticó los ataques del millonario contra su amigo, el senador por Arizona, John McCain.
Además de atacar a Graham y a Perry, Trump repitió sus declaraciones sobre México y aseguró: "tengo mucho respeto por México y mucha gente va por ahí diciendo que no me gusta México, pero yo amo México".
"Amo a los mexicanos. Tengo millones de mexicanos trabajando para mí. Vendo apartamentos por millones de dólares a mexicanos. Los amo y ellos me aman a mí", aseguró
El miércoles, el presidente del partido republicano y exsenador por la Florida, Mel Martínez, dijo a la cadena CNN que ya es hora de que Trump se comprometa a apoyar a quien resulte ganador de las primarias republicanas.
Pero Trump ha pasado a comandar las encuestas entre los votantes republicanos registrados, colocándose adelante del gobernador de Wisconsin, Scott Walker, y del exgobernador por la Florida, Jeb Bush.
El polémico multimillonario ha insinuado que de no ganar las primarias podría considerar competir a la presidencia como independiente.