La diversidad genética de las poblaciones hispanas y latinas, con ancestros europeos, africanos y nativos americanos, ha sido objeto de estudio por varias universidades estadounidenses.
En el estudio también se menciona sobre el impacto de ese origen en algunas enfermedades.
"Ser latino en América puede significar cosas muy diferentes, dependiendo del lugar de procedencia de los ancestros", señala el estudio en el que han participado especialistas de las universidades de Cornell y Nueva York, Arizona y Stanford (California).
El documento revela que las poblaciones geográficamente cercanas a las antiguas rutas de esclavos y a los puertos tienen más ancestros africanos, que quienes viven en el interior del continente, en donde su herencia es de nativos americanos.
"Los términos latino e hispano conllevan una enorme diversidad genética", señaló Katarzyna Bryc, uno de los autores del estudio.
Así, en las poblaciones hispanas y latinas actuales, la contribución genética más significativa procede de los nativoamericanos y europeos, en su mayoría procedentes de la Península Ibérica (España y Portugal) y del sur de Europa (Francia e Italia), así como de los africanos occidentales.
Para elaborar este estudio los científicos de esas universidades tomaron ejemplos genéticos a 112 personas procedentes de México y a otros 100 de Ecuador, Colombia, República Dominicana y Puerto Rico.
Los resultados de las pruebas se cruzaron con los datos que los científicos ya tenían sobre otros 4.305 individuos.
Los análisis muestras que los ancestros africanos dominan en los dominicanos, puertorriqueños y colombianos, "lo que refleja el impacto de los ancestros africanos y las migraciones que se produjeron en las rutas que eran tradicionales en el comercio de esclavos".
Por el contrario, el componente genético de mexicanos y ecuatorianos es mayoritariamente de nativos americanos.
Los investigadores encontraron también que en algunos segmentos del genoma de latinos norteamericanos, como mexicanos, puertorriqueños y dominicanos, "son genéticamente más similares al de los indígenas nahua de México y Centroamérica, mientras que los de los suramericanos (colombianos y ecuatorianos) son similares a los de los quechua".
También señala que hay colombianos y ecuatorianos cercanos genéticamente a los bantú de Kenia, mientras que en puertorriqueños y dominicanos lo son con los yoruba de Nigeria.
Estos resultados, señalaron los científicos en su estudio, tienen implicaciones para la medicina, una ciencia en la que "el conocimiento de los ancestros puede revelar las tendencias al padecimiento de determinadas enfermedades crónicas hereditarias".
El estudio, que ha sido financiado por el Instituto Nacional de Salud (NIH, por su sigla en inglés) de EEUU, muestra también que al comparar los cromosomas X (femenino) e Y (masculino), y las variaciones del ADN, "en sus ancestros hay una contribución desproporcionada de varones europeos y de mujeres nativoamericanas en las poblaciones actuales".
Tener antepasados europeos, además, crea una mayor tendencia a padecer asma entre puertorriqueños y menor entre mexicanos, o más tendencia a la hipertension y a las enfermedades cardiovasculares entre los boricuas con ancestros africanos.
El estudio aborda también los aspectos sociales, y señala que "también hay enormes diferencias en cuanto a los origenes entre las clases sociales coloniales y poscoloniales, en las que los antepasados europeos están en correlación a un mayor nivel social".