"Los dinosaurios son muy viejos y majos y muy grandes", dijo Ella Smith, de siete años, relatando su primera impresión de "Los últimos dinosaurios americanos: El descubrimiento de un mundo perdido", una nueva exposición en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington.
Debajo de un Triceratops y un Tyrannosaurus Rex, tanto Smith y su madre, Paige, habían sido expuestas a una recreación del mundo hace 66 millones años justo antes de que un asteroide impactara el planeta, extinguiendo a los dinosaurios y prácticamente todo lo demás.
Lo que se observa es un avance de la nueva Sala Nacional de Fósiles que se abrirá en 2019, según Kara Blond, directora de exposiciones del museo.
"La nueva sala de fósiles comunicará el gran desarrollo de la vida en la Tierra por el tiempo. Este es un pequeño segmento de dos millones de años, pero nos da una verdadera ventana a cómo las personas entienden la ciencia y cómo interpretan la historia", dijo Blond. "Deconstruimos el mundo en que vivían al examinar la mecánica de cómo vivían, qué comían, las plantas de la que se alimentaban".
Oeste estadounidense rico en fósiles
Los dinosaurios vivieron en lo que hoy es el árido oeste estadounidense, que era entonces un lugar bastante tropical con una vía marítima que lo atravesaba. Los deltas que se extendían desde la vía marítima resultó ser un lugar perfecto para morir y, con el tiempo, fosilizarse, lo que explica por qué el área es tan rica en fósiles.
Los restos descubiertos muestran qué aves, pequeños mamíferos y reptiles sobrevivieron tras la extinción de los dinosaurios, según la curadora de exposiciones Kay Behrensmeyer.
"Las tortugas sobrevivieron", dijo. "Hay muchas acuáticas. Si se escondían en el agua, tenían más oportunidades de sobrevivir. Y lombrices de tierra, donde vemos madrigueras de lombrices de tierra que una o dos pulgadas encima de la capa de impacto".
Esa capa es claramente visible en un trozo de roca excavada en la Formación Hell Creek, una parte del continente americano donde el asteroide impactó, lo que provocó la extinción masiva.
Algunas de las muestras de rocas son presentadas por cazadores de fósiles con la esperanza de que sus ejemplares sean exhibidos en la vitrina del Laboratorio de Fósiles del Smithsonian, donde los visitantes pueden ver a los científicos estudiar y conservar los restos.
El laboratorio es donde el voluntario Bill King pasa el día clasificando antiguos huesos de cocodrilo, quien compara su trabajo con una investigación criminalística pero sin crimen de por medio.
"Es simplemente la naturaleza de hace millones de años", dijo.
El florecimiento del planeta después de los dinosaurios muestra que la Tierra es resistente y puede regenerarse a través del tiempo.
Pero la actividad de los seres humanos está impulsando cambios rápidos en el medio ambiente, según Behrensmeyer, quien advierte que nuestras acciones pueden tener consecuencias graves para la vida en el planeta.
"Creo que con este conocimiento tenemos que tener mucho cuidado con la forma en que tratamos de preservar los componentes de nuestros ecosistemas actuales que permitirán que esta regeneración futura continúe", dijo.
Behrensmeyer espera que los visitantes obtengan una mayor comprensión de que criaturas como los dinosaurios eran parte de un ecosistema del que dependían, al igual que nosotros.