Nelson González tiene 69 años, nació en Nueva York, desciende de una familia puertorriqueña numerosa y aunque prefiere no mencionar las razones que lo llevaron a ello, este Día de Acción de Gracias comparte la mesa con otras personas que como él son acogidos por Cathedral Kitchen, una organización que por casi cinco décadas ha apoyado a personas con necesidades básicas para sobrevivir.
El Día de Acción de Gracias es una de las festividades más populares en Estados Unidos que suele celebrarse en la familia, que hace un alto en la agitada vida cotidiana y se reúne para compartir y dar gracias por todo lo recibido en el año que termina.
"Me ha sido de bendición que he podido ser parte de estos programas que tienen aquí. A veces en la familia que uno tiene, cosas pasan, la economía cambia y nos encontramos con lugares como este, que existen para no olvidarnos que tenemos familia fuera de la familia", dice González, dedicado ahora a "aconsejar" a los jóvenes para que no tomen "malas decisiones" que los lleven a desorganizar sus vidas y la de sus seres queridos.
Surgida hace 48 años, Cathedral Kitchen, tiene la misión de apoyar a comunidades necesitadas a salir de la inseguridad alimentaria y defender su búsqueda de estabilidad y prosperidad. En ese camino, es un proveedor de alimentos de emergencia en Camden, Nueva Jersey.
Cada año sirve más de 100.000 comidas. Cuenta con programas para asistir a la comunidad, entre ellos incorporación al trabajo, acceso a productos de aseo y a viviendas subvencionadas. Los beneficiados son en su mayoría personas sin hogar o que viven en refugios por no tener empleos o debido -en muchos casos- a adicciones que los limitan socialmente.
"Estoy bien agradecido", recalca González.
Edwin González tiene 56 años, es de Puerto Rico y hace tres meses que recibe alimentos de manos de los voluntarios de Cathedral Kitchen.
"Estoy solo y vengo a comer con amigos que conozco por años. Ellos (los voluntarios) tratan a uno bien, me encanta la comida que hacen, es muy buena", dice.
A su lado, Félix Rosada, también puertorriqueño, dice que Thanksgiving para él es "disfrutar en familia" y señala a los amigos sentados en su mesa. "Estamos hoy aquí disfrutando en familia, seamos de la raza que sea no hay nada malo con eso. Es compartir y estar juntos", dice y vuelve a su plato, generosamente servido con pavo asado, puré de papas y ensalada de vegetales.
José Santiago tiene 71 años y degusta su plato, mientras agradece por este día: "Vale mucho ser invitado a una cena como esta, se te olvida que a veces estamos muy solos".
Cathedral Kitchen: la magia de la comida caliente
La comida caliente que ofrecen a sus invitados, como llaman empleados y voluntarios a las personas que asisten en Cathedral Kitchen, consta de un plato principal, una verdura o ensalada, una guarnición y una bebida.
También entregan comidas para programas extraescolares locales y para centros que dan apoyo a personas mayores de bajos ingresos. Del mismo modo, esta organización envía alimentos donados a despensas locales, iglesias y comedores populares.
Carrie Kitchen-Santiago, directora ejecutiva de Cathedral Kitchen, explicó a la Voz de América los resultados más notables de la organización en casi cinco décadas de trabajo.
"Ayudamos a las personas a tener trabajo en el campo culinario. Les ayudamos a conservar esos empleos. Ayudamos a las personas a conseguir alimentos, insumos para cocinar, artículos de higiene personal y también a acceder a servicios básicos que les ayudarán a estabilizar sus vidas", dijo Kitchen-Santiago.
Cathedral Kitchen ha graduado a unas 400 personas en artes culinarias y de panadería en cursos que se organizan cada año. Los graduados reciben conocimientos financieros y capacitación en habilidades para las entrevistas de trabajo.
De acuerdo con la organización, más del 86 % de los graduados encuentran empleo durante los primeros tres meses posteriores a la graduación.
El placer de servir a los demás
Naimah Rutling es la chef principal en Cathedral Kitchen. Ella dice con orgullo que pertenece a la comunidad a la que asiste y tiene claro por qué trabaja para este proyecto.
"Decidí unirme a esta misión porque se trata de ayudar a las personas (...) Vengo de la misma zona, así que sé cómo es ayudar a los demás y recibir ayuda (...) Cuando vuelvo a casa por la noche, pienso en qué puedo hacer mejor hoy que ayer. Así que siempre estoy pensando en otras formas en las que puedo ayudar a las personas.
Miles de voluntarios de disímiles religiones y orígenes que residen en el sur de Nueva Jersey se disponen cada día para ayudar a servir las comidas, lo que ayuda a mantener bajos los costos de la organización.
John Frasca, que es contador, es uno de ellos. Dedica días del mes a servir como voluntario en Cathedral Kitchen. "Me hace bien hacerlo. Hay mucha necesidad en la comunidad. Necesitamos a más personas aquí, honestamente, para hacer este trabajo. Pero todos aquí la pasan bien, es una gran cosa lo que hacemos, saludamos a la comunidad y hacer que su día sea mejor".
Los latinos y los afroestadounidenses entre los más vulnerables
De acuerdo con datos de Cathedral Kitchen, la composición demográfica de sus invitados es de aproximadamente un 45 % de afroamericanos, 25 % hispanos y 31 % caucásicos. El 82 % de ellos viven en Camden, una ciudad a menudo marcada por la violencia y vista en la década del 2000 como entre las más violentas de Estados Unidos.
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Los hombres superan la cifra de mujeres que encuentran apoyo en esta organización. En el primer trimestre del 2024, el 71 % de los invitados eran hombres y cerca del 26 % fueron mujeres. En cuanto a las edades, los niños representan aproximadamente el 12 % de los invitados y los ancianos el 20 %.
Muchas de las personas que reciben apoyo de esta organización no tienen hogar, por lo que viven en las calles, en autos o en refugios. Aunque algunos tienen empleos (8,4 %) no les alcanza para pagar la comida, sobre todo a fin de mes.
Según las estadísticas del censo de EEUU, el 39 % de la población de Camden vive por debajo del nivel federal de pobreza, lo que equivale a más de un tercio de los residentes de esta ciudad.
José Feliciano se capacitó con el equipo de Cathedral Kitchen y hace dos años trabaja como asistente de cocina. "El día de mi graduación me ofrecieron trabajo. Hay gente con necesidad que cuando uno está en su casa no le pone atención. It´s hard to explain (es difícil de explicar) pero cuando uno ve una cosa así uno dice: 'espérate, aquí hay una necesidad en esta ciudad'".
Alrededor del 26 % del presupuesto de Cathedral Kitchen proviene de donaciones individuales. Además cuentan con subvenciones gubernamentales (5 %), financiación corporativa (6 %), fundaciones privadas (16 %), ingresos de empresas sociales (53 %) y ganancias la propia recaudación de fondos anuales (4 %), de Harvest for Hunger, una cata de vino y subasta que se realiza en otoño.
"Servimos hasta 700 comidas diarias (...) muchas veces uno no piensa que alguien tiene hambre y que está en necesidad. Así que es un Día de Acción de Gracias y esta gente no tiene a nadie, por cualquier razón, perdieron el trabajo, una relación, no importa pero gracias a Dios tenemos un lugar como Cathedral Kitchen donde pueden venir y comer un plato de comida", celebra Feliciano.
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