El Senado estadounidense votó este martes 2 de agosto el proyecto de ley que elevará el techo de la deuda, con la esperanza de resolver la batalla política que enfrentó a demócratas y republicanos y evitar que el país caiga en cesación de pagos.
Los legisladores aprobaron la medida, elaborada por líderes republicanos y el presidente Barack Obama, menos de 12 horas antes de que el gobierno se quedara sin dinero para afrontar sus compromisos. Obama ha dicho que firmará el proyecto de ley.
"Es un importante primer paso", dijo el presidente desde la Casa Blanca, agregando que seguirá trabajando para lograr un "enfoque balanceado" que incluya no sólo reducir el déficit, sino también "reformar nuestros impuestos para que los estadounidenses más ricos y las corporaciones más grandes paguen su cuota justa".
El crucial plan autoriza al Congreso a elevar el techo de la deuda por $2,1 billones de dólares y prevé recortes de casi $1 billón de dólares de aquí a 10 años. Además, se conformará un comité bipartidista en el Congreso para evaluar recortes adicionales de $1,5 billones de dólares.
El comité legislativo debe actuar antes del 23 de diciembre de 2011, de lo contrario regirá una cláusula que impondrá recortes automáticos, divididos de forma equitativa entre programas civiles y de defensa. Estos recortes, no obstante, no afectarían los programas de Seguridad Social y Medicare, el programa de salud para los ancianos.
El anteproyecto fue votado la víspera en la Cámara de Representantes con 269 votos a favor y 161 en contra.
“El debate fue largo y todo el país se preguntaba si el Congreso cumpliría con sus obligaciones, o arrastraría a nuestra economía al precipicio. Pero al final los dos partidos se pusieron de acuerdo. Ninguno de los lados obtuvo todo lo que quería. Pero los estadounidenses obtuvieron un compromiso bipartidista que evita una catástrofe económica, y pone a nuestra nación en camino hacia la salud fiscal", dijo el líder de la mayoría demócrata Harry Reed.
Para el republicano y presidente de la Cámara Baja, John Boehner, la votación fue una prueba de fuego en la que tuvo que transigir al sector más conservador de su partido, conocido como "Tea Party", que se oponía a todo acuerdo que no incluyera drásticos recortes en los gastos gubernamentales.
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El vicepresidente Joe Biden dijo que el gran punto a favor de este acuerdo es que permitirá extender el límite de la deuda hasta 2013, dando un largo respiro a las ásperas discusiones que han enfrascado a los republicanos y demócratas, para que el gobierno pueda concentrarse en estimular la economía estadounidense.
“No tiene nada que ver con las elecciones”, aseguró Biden, aunque en Washington se cree que Obama quería evitar una nueva discusión sobre la deuda que amenace su reelección en 2012.“Tenemos que superar esto para concentrarnos en el tema del crecimiento económico”, sostuvo el vicepresidente.
Quejas durante el proceso
Los demócratas más liberales se han quejado de que el presidente cedió demasiado, sin aumentar los impuestos de los estadounidenses más adinerados. El ala más conservadora de los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, esgrimen que los recortes en los gastos no son suficientes.
El presidente Obama reconoció que "este no es el acuerdo que yo prefería, creo que era el momento para hacer serias modificaciones". De todas formas, agradeció "a ambos partidos los compromisos que aceptaron" y también "al pueblo estadounidense por su respuesta con llamados telefónicos, mensajes, correos electrónicos" para presionar a los legisladores.
Sin embargo, señaló que "este proceso ha sido muy caótico, ha llevado demasiado tiempo" y reconoció que "no hemos terminado aún", por lo cual exhortó "a los representantes de ambos partidos a votar para avanzar con este proceso".