Los presidentes de Irán, Rusia y Turquía iniciaron el viernes una cumbre sobre Siria ante la inminencia de una ofensiva sangrienta sobre la provincia de Idlib, a pesar de advertencias de Estados Unidos y otros países de que el ataque no se debe realizar.
La cumbre, en la que participaron los presidentes Hasán Ruhani, de Irán; Vladimir Putin de Rusia, y Recep Tayyip Erdogan, de Turquía; puede determinar si la diplomacia logra detener una acción militar antes de la ofensiva sobre la provincia del noroeste sirio.
Pero cada nación tiene sus propios intereses en el conflicto armado que asola Siria desde hace años.
Irán quiere mantener su posición en la nación mediterránea próxima a Israel y Líbano. Turquía, que respaldó a las fuerzas opositoras que lucharon contra el presidente Bashar Assad, teme una nueva oleada de refugiados que escapen de la ofensiva militar y desestabilicen las zonas que controla ahora en suelo sirio. Y Rusia quiere mantener su presencia regional para llenar el vacío dejado por la larga indecisión de Estados Unidos con respecto a su posición en el conflicto.
"La cumbre de Teherán puede llevar a la paz y reconciliación en Siria o bien puede profundizar el descalabro producto de ciclos interminables de violencia instigados principalmente por el régimen de Assad", escribió Ilnur Cevik, un asesor de Erdogan, en el diario Daily Sabah.
En la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, y sus inmediaciones viven alrededor de tres millones de personas, de las cuales casi la mitad son civiles desplazados desde otras partes del país. Además se estima que hay unos 10.000 combatientes, incluyendo insurgentes vinculados al grupo extremista Al Qaeda.
Para Rusia e Irán, ambos aliados del gobierno de Damasco, recuperar Idlib es un paso crucial para lo que ven como una victoria miliar en la guerra luego de que las tropas de Assad recuperaron casi todas las demás grandes ciudades y pueblos, derrotando en gran medida a la rebelión contra el presidente.
Una sangrienta ofensiva que cree una enorme oleada de fallecidos y desplazados, sin embargo, contradeciría su narrativa de que la situación en Siria se está normalizando, y podría perjudicar los esfuerzos rusos para incentivar el regreso de los refugiados y hacer que las naciones occidentales inviertan en la reconstrucción del devastado país.
Las calles de la capital iraní, Teherán, estaban tranquilas el viernes, el segundo día de su fin de semana. La agencia de noticias estatal, IRNA, dijo que la cumbre podría arrojar un "acuerdo sobre la paz y seguridad" en Siria.