El uruguayo Abayuba Rodríguez tenía 17 años cuando fue diagnosticado con diabetes tipo I (insulino-dependiente). Estaba por empezar su profesorado de Educación Física en Argentina, pero al tener diabetes sabía que por ley no iba a poder ingresar al instituto. Sintió un vacío tremendo. Frustración. Bronca. El deporte era su pasión.
Veintitrés años pasaron desde ese entonces. Y en ese lapso, Rodríguez corrió 300 triatlones –cuya distancia, comúnmente, es de 1.500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 kilómetros de carrera a pie- de los cuales 14 fueron en modalidad “Ironman”. Como dice el nombre, uno tiene que ser de hierro para competir esas distancias: el “Ironman” consta de 4 kilómetros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros de carrera a pie.
Aunque la actividad física es muy beneficiosa para los diabéticos, deben consultar con sus médicos cómo hacer para que los niveles de glucosa en la sangre no se alteren. Y el deporte extremo o muy intenso, por lo general, no es recomendado, ya que puede traer complicaciones si uno no es extremadamente cuidadoso. Pero Abayuba aprendió a conocer su cuerpo, su enfermedad, y cómo superar sus limitaciones.
“Soy perseverante, que no es lo mismo que obstinado”, dijo a voanoticias.com. “Con un poco de criterio y mucho estudio, uno se da cuenta de que los planetas se alinean. Creo más en la causalidad que en la casualidad”, aseguró este maestro zen del deporte.
Y vaya si logró cumplir con sus metas. Hizo el profesorado de Educación Física, aunque para ser admitido presentó estudios de laboratorio de otra persona. “Fue algo semi-clandestino”, admitió. Hoy por hoy, dirige dos centros deportivos –uno en Argentina y otro en México- dedicados casi exclusivamente al triatlón. Y coordina Diabesport, un equipo internacional de atletas de alto rendimiento con diabetes tipo I provenientes de Brasil, Argentina, Chile, España, México, Ecuador y Uruguay.
Integrantes de Diabesport se están preparando para hacer una expedición al Aconcagua en enero de 2011, una montaña ubicada en Argentina con una altitud de 6.962 metros. La expedición será la culminación del proyecto “Bandera al Cielo”, que consiste en llevar a cabo grandes desafíos deportivos, según contó Abayuba. Y en esas travesías, los deportistas diabéticos portan una bandera con un mensaje corto y contundente: “Con diabetes, se puede”.
“Después de 20 años de ser un diabético en el ámbito deportivo, la gente comienza a idolatrarte. Y cuando uno siente que los aplausos ya no le incomodan, es hora de buscar otros referentes”, dijo Rodríguez. “Hay gente que tiene diabetes desde hace más tiempo que yo y que deportivamente hizo cosas mucho más grandes. Sé de un español con diabetes que subió el Everest, por ejemplo”.
Abayuba aseguró que su intención no es demostrar a los demás que lo puede hacer todo, sino sentirse bien consigo mismo. Eso sí, a sus alumnos les transmite el siguiente mensaje: “Todo el mundo puede alcanzar lo que quiere. El tema es saber hasta dónde uno puede llegar. No hay determinantes. Hay condicionantes. Y uno igual lo puede hacer”.