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El 'delivery' en Caracas se reinventa debido a la cuarentena


Las redes sociales dan cuentan de cómo desde restaurantes hasta bodegones, pasando por pequeñas tiendas de productos de belleza e incluso chocolaterías aprovechan esta modalidad.
Las redes sociales dan cuentan de cómo desde restaurantes hasta bodegones, pasando por pequeñas tiendas de productos de belleza e incluso chocolaterías aprovechan esta modalidad.

La crisis generada por la panedemia del coronavirus no ha impedido que los locales de comida en la capital venezolana busquen formas para seguir ofreciéndole comida a sus clientes y un sueldo a sus empleados.

Tomando las medidas de precaución necesaria, sorteando las dificultades de transporte propias de la crisis país y de forma un poco improvisada, en Caracas la entrega a domicilio, o delivery, ha surgido como una opción en medio de la pandemia del coronavirus.

La entrega del pedido en la puerta de tu casa se presentó como un salvavidas para los restaurantes y locales de comida luego de que países enteros entraran en cuarentena para evitar la propagación de la COVID-19. Y la capital venezolana no fue la excepción.

Si bien el sueldo mínimo en la nación suramericana es de 3 dólares, para quien pueda costearlo, la propuesta gastronómica es amplia.

Según la cuenta de Instagram @gastro.no.mia, que sigue la movida culinaria de Caracas y que cuenta con más de 41.000 seguidores, en estos tiempos de contingencia al menos 96 restaurantes de la ciudad prestan servicio de delivery, pick up -cuando el cliente acude a buscar el pedido-, o ambas.

“La contingencia sanitaria que vivimos hoy en día ha dado vuelco a ese impulso por el cual nuestros clientes acuden a nosotros, ya no se trata de comodidad o de darse un gusto, se trata de la necesidad de adquirir alimentos, medicinas u otros artículos sin salir de casa”, explica a la Voz de América José Ricardo Nava, fundador de www.yolopido.com.

Esta plataforma de comercio electrónico salió hace ocho años en el mercado desde Maracaibo, estado Zulia, fronterizo con Colombia, y gracias a la receptividad de comerciantes y comensales, llevó el servicio a Caracas y al resto del país.

Señala que la cultura de la entrega a domicilio en Venezuela —y específicamente en la capital— ha experimentado un aumento considerable “con el auge de los teléfonos inteligentes y las redes sociales".

"Los avances de la tecnología han ido estrechándonos cada vez más con los usuarios y con los comercios afiliados”, apunta Nava.

Sin embargo, reconoce que comerciantes que no contaban con el servicio, “se han visto en la obligación de activar el canal de venta de delivery”.

“Es todo un reto —dice— porque debemos no solo enfrentar las dificultades ligadas a la prevención de contagios, sino además se le suma el complejo escenario que se vive en Venezuela, con temas como el desabastecimiento de combustible”.

A pesar de ello, afirma que estos obstáculos les hace tomar "más fuerza" y "mayor impulso" para seguir apostando por el proyecto.

Uno que precisamente decidió aportar a este servicio fue pizzería Sótano Siete, que cuenta con varios locales en la zona este de la ciudad.

“No ofrecíamos delivery porque estamos afinando algunos detalles. Sin embargo, debido a esta pandemia, nos hizo acelerar los procesos y prestarlo al venezolano (…), también para colaborar para que la comunidad no salga de sus casas”, relata a la VOA Kevin Jiménez, director de mercadeo del lugar.

Jiménez asegura que hacen aproximadamente unas 40 entregas por día. “Los fines de semana son los días donde recibimos más pedidos”, agrega.

Comentan que, por la situación, no están trabajando con todo el personal de siempre, sino con el estrictamente necesario, entre los que están los motorizados, los encargados de la cocina y la caja.

Más allá de tener y cumplir con los protocolos de seguridad, señala que los trabajadores “se han sentido a gusto, porque expresan que les parece chévere que estén activos y sigan trabajando”.

Sobre sus clientes, comenta que “muchos han agradecido tener este servicio (…), nos preguntan cómo es el tema de prevención tanto de la cocina como del motorizado”.

Una experiencia similar se repite pero hacia el oeste de la ciudad, con Symphony Dely Café.

Marcos Guaraco, uno de los encargados del local, explica que decidieron hacer las entregas “apenas comenzó el tema de la cuarentena" ya que la venta evidentemente iba a bajar: "Y acá tenemos muchos empleados y no es fácil dejar a tantas familias sin alimentación o sin sueldo”.

Con un menú que cuenta con platos de desayunos y almuerzos completos hasta sushi, Guaraco asegura que el pedido que más se repite es el de la pizza y que, gracias a su ubicación, han podido llegar hasta Caricuao, una zona popular de la capital venezolana

“Aproximadamente, diariamente salen 25 despachos. La gente ha sido full receptiva y nos gustaría llegar a un mayor público en adelante”, indica el encargado de este café.

Hasta chocolate en la puerta de tu casa

En el caso venezolano, no solo los restaurante han recurrido a esta formula para poder seguir prestando su servicio. Las redes sociales dan cuentan de cómo bodegones, pequeñas tiendas de productos de belleza y hasta chocolaterías aprovechan esta modalidad.

Es el caso Zisnella Chocolates, marca venezolana con productos enfocados en aportar algún beneficio nutricional al usuario con ocho años en el mercado. Marlene Bastidas, encargada de mercadeo, relató a la VOA que todo comenzó al preguntarse la empresa: “¿Cómo podemos apoyar en esta contingencia? ¿cómo podemos potenciar nuestras ventas desde una mirada del beneficio para el venezolano?”.

“Nos dijimos, bueno «¿qué vamos hacer hoy?, o nos paralizamos o continuamos». Vamos activarnos estos equipos multidisciplinarios desde casa”, agrega.

Comenta que era un proyecto que tenían "en la mesa", pero no tenía la prioridad, "y simplemente lo que se hizo fue como acelerar el proceso”. Esta chocolatería no tiene delivery de producto individual, el mínimo sería una multitableta de 6 unidades.

Bastidas expone que los primero días fueron de adaptación, pero que ha sido “divertido”.

“Lo más curioso ha sido estar en la empatía del roce con el otro (…). Es hacer ese roce con el otro que está del otro lado que no sabemos. Son mensajes personalizados. Atención personalizada. Es una experiencia de contacto y de conexión con el otro”.

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