Por décadas, María Amparo Carvajal en Bolivia y Juana Ruiz en Colombia han dedicado su vida a proteger y defender a los sobrevivientes de violaciones de derechos humanos. Su esfuerzo fue reconocido este martes por el Departamento de Estado de Estados Unidos con el Premio al Defensor de los Derechos Humanos.
Carvajal, nació en España y se mudó a Bolivia en 1971, el mismo año en que Hugo Bánzer llegaba al poder en ese país a través de un golpe de Estado. Bánzer fue presidente hasta 1978 y durante esos años, esquivó el procesamiento por violaciones de derechos humanos, lo que en parte motivó la labor de la mujer.
En 1976, Carvajal fundó la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), en la que permanece como presidenta y que con la ayuda de voluntarios buscó monitorear y defender los derechos humanos bajo esa dictadura.
“Me parece que no he hecho nada especial, nada más con cumplir… como me dijo un amigo asesinado… El callar es lo mismo que mentir, hay que gritar la verdad, que se busca y se encuentra”, dijo Carvajal a la Voz de América.
APDHB continúa proveyendo apoyo y servicios pro bono a víctimas y sobrevivientes de violaciones de derechos humanos y sus familias.
A pesar de sus 85 años de edad y su lucha contra el cáncer, en junio de 2023, Carvajal pasó 51 días en vigilia frente al edificio de APDHB en señal de protesta luego de que este fuera allanado y ocupado.
“Todos tenemos derecho a buscar, a encontrar un sitio… Yo no vine por dinero, yo vine para trabajar en favor de la educación, la salud, la justicia. Quisiera gritar, reclamar el derecho de todos de vivir en armonía, en coordinación, respetándonos unos a los otros”, agregó Carvajal.
Sentada en una silla de ruedas, María Amparo repitió una y otra vez que la búsqueda de la libertad era parte de su motivación, para dejar a los jóvenes un ejemplo del activismo que quisiera que continuara después de ella.
“Carvajal lleva más de medio siglo luchando por los derechos humanos en Bolivia. A lo largo de las décadas, ha asumido innumerables causas, desde los casos individuales de personas torturadas y desaparecidas hasta la defensa de los derechos de las comunidades indígenas”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, en la ceremonia de premiación.
Blinken reconoció la tenacidad de María Amparo para resistir el allanamiento de la oficina de su organización al dormir en la intemperie en medio de bajas temperaturas.
“Cuando los ocupantes finalmente aceptaron abandonar su organización, Amparo dijo, y cito: ‘Me sentí fortalecida porque nunca me vendí’... lo que se puede decir de toda su vida”, agregó el funcionario.
Una lucha por las mujeres en Colombia
Juana Ruiz es una mujer afrocolombiana artista, profesora, líder social y directora de la Asociación Para La Vida Digna Y Solidaria (ASVIDAS). Esta organización busca defender a sobrevivientes de violencia de género en Colombia.
Ruiz es víctima del conflicto armado en Colombia. En marzo del 2000 durante uno de los puntos más críticos de la violencia armada en el país, su comunidad ubicada en la región de los Montes de María, una cadena montañosa al norte de Colombia, fue desplazada en su totalidad.
“Los paramilitares en esta población sacaron a todas las personas, pero abusaron también sexualmente de algunas mujeres”, contó Ruiz a la VOA. Esto desencadenó su lucha por los derechos humanos. “Tomamos la labor sin proponérselo y sin tener ese título”, dijo.
En 2005, cuando algunos paramilitares comenzaron a entregar las armas, Ruiz y su organización entendieron que “como el conflicto afecta desproporcionadamente a las mujeres” era necesario “sanar nuestras heridas para recordar sin dolor, sin rabia, sin deseo de venganza, para reconciliarnos, pero también para exigir al estado de reparación”. Esto, dice, lo lograron a través del arte.
Una mujer norteamericana enseñó a las miembros de ASVIDAS el arte de retazo, y desde entonces, han convertido prendas de ropa y otras telas en lienzos en los que retratan la realidad del conflicto, y que hoy se presentan en museos en diferentes lugares del país.
“Juana Alicia Ruiz se unió a otras mujeres de la comunidad para crear un proyecto para ayudar a las sobrevivientes a relatar sus abusos y procesar sus traumas a través del retazo. La defensa de Juana eventualmente llevó a un juez colombiano a exigir al gobierno que construyera un museo para educar al público sobre la masacre y promover la reconciliación”, contó Blinken mientras otorgaba el premio.
Ambas mujeres son parte de un grupo de ocho personas homenajeadas en una ceremonia en el Departamento de Estado, liderada por el secretario Blinken. Los demás eran ciudadanos de Azerbaiyán, Burma, Esuatini, Gana, Kuwait y la República Kirguisa.
“Juntos, están unidos en su coraje personal, impulso y resiliencia para defender los derechos humanos y las libertades fundamentales. Mientras celebramos sus contribuciones, también reconocemos las dificultades y los peligros significativos que ellos y, a menudo, sus familiares, amigos y comunidades enfrentan debido a las represalias contra su trabajo, las amenazas, el acoso, el encarcelamiento injusto, la tortura e incluso la muerte”, apuntó durante la ceremonia Uzra Zeya, subsecretaria de de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos.
Este reconocimiento ocurre en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos. El 10 de diciembre, marca el aniversario del día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
“Aprovechemos el día de hoy para celebrar las sociedades civiles fuertes y la tenacidad y persistencia de quienes siguen manteniendo la esperanza en un futuro mejor”, dijo Dafna Rand, secretaria asistente de la oficina de democracia, derechos humanos y trabajo del Departamento de Estado.
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