La IX Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas rechazó varias propuestas de Bolivia, país infitrión de la cita, entre ellas una que buscaba condenar a EE.UU. por presuntamente organizar conspiraciones contra gobiernos en América Latina.
La Declaración de Santa Cruz, suscrita en esa ciudad boliviana donde durante cuatro días sesionaron una treintena de ministros de Defensa del hemisferio, excluyó las tesis del presidente Evo Morales y rechazó lo que éste califica de "complots" de Estados Unidos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Honduras.
Durante la conferencia, el gobernante boliviano atribuyó a Washington el golpe de estado de junio del año pasado ocurrido en Honduras, la reciente rebelión policial en Ecuador y el intento de derrocamiento en abril del 2002 contra su aliado Hugo Chávez, en Venezuela.
En su declaración, los ministros también ignoraron propuetas de Bolivia para levantar el secreto bancario a fin de combatir el crimen organizado, y de rechazo a la presencia de bases militares extranjeras en la región.
El documento de 25 puntos destacó la importancia de promover la confianza mutua y la cooperación entre los estados e instó a los participantes, agrupados en la OEA, a registrar sus gastos militares ante Naciones Unidas en anticipo a la próxima conferencia, la décima, que se celebrará en 2012 en Uruguay.
Los ministros abogaron por transparentar los fondos públicos que los países destinan a sus Fuerzas Armadas, y en consecuencia resolvieron participar en el Informe Estandarizado de Naciones Unidas sobre Gastos Militares y en el Registro de Armas Convencionales de la ONU.
En adición, alentaron “la implementación de un registro interamericano administrado por la Organización de Estados Americanos, basado en experiencias regionales".
También apoyaron "fortalecer la formación militar para facilitar la consolidación de la democracia" en la región.