A medida se acerca la elección del 8 de noviembre en Estados Unidos, los preparativos para el primero de los tres debates presidenciales se han acelerado.
Los invitados todavía no han sido anunciados formalmente, y si bien la presencia de Donald Trump y Hillary Clinton se da por descontada, la de los otros dos candidatos —Gary Johnson, del Partido Libertario y Jill Stein, del Partido Verde— sigue siendo incierta.
Los asistentes son seleccionados siguiendo el criterio establecido por la Comisión Presidencial de Debates (CPD por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental que tiene como misión “proporcionar la mejor información posible a los televidentes y escuchas”.
El CPD debe “identificar a aquellos candidatos cuyo apoyo entre el electorado los coloque entre quienes tienen oportunidad real de ser electos” presidente.
Ni Johnson ni Stein registran más del 9% de las preferencias en la mayoría de las encuestas, pero el candidato libertario se ha embarcado en un esfuerzo por ser incluido en los debates.
El miércoles su Partido Libertario publicó un anuncio de página entera en el New York Times con el título de “62% de los votantes quieren que el Gob. Gary Johnson sea incluido en los debates”.
El anuncio sigue a continuación de otro hecho la semana pasada en el que se afirma la presencia del Partido Libertario en 50 estados de la nación, el único candidato aparte de Clinton y Trump que puede decir eso.
Una encuesta de la Universidad Quinnipiac dijo que el 63% de los entrevistados el 25 de agosto respondieron “Sí” a la pregunta sobre la participación de Johnson en los debates.
Pero el problema para Johnson es que las reglas establecen que el CPD debe determinar, entre otras cosas, que los candidatos tengan al menos el 15% del apoyo del electorado a nivel nacional según cinco encuestas de opinión seleccionadas.
Está claro, por tanto, que la lucha para el libertario es cuesta arriba.
