Un “abanico de escenarios” rodea la elección presidencial del 28 de julio en Venezuela, un país “volátil” en lo político y “sin certeza” en lo electoral, donde el gobernante Nicolás Maduro aspira a conseguir la reelección por seis años más.
Los sondeos coinciden en que el rival de Maduro en la papeleta electoral Edmundo González, de 74 años, ha capitalizado buena parte del respaldo de María Corina Machado, ganadora de las primarias de la oposición, pero impedida de presentarse en la contienda.
“Si todo sigue como va no hay motivos para que Edmundo González no gane la elección”, dice a la Voz de América Saúl Cabrera, presidente de la firma Consultores 21.
A dos meses y medio de la elección, diversas encuestas le dan a González más de 15 puntos de ventaja sobre el mandatario, de 61 años. Una diferencia que, según analistas, sería difícil de revertir.
Maduro, que lleva 11 años gobernando Venezuela, es un presidente “muy impopular”, que “carga con 10 años de crisis económica”, agrega el internacionalista Luis Peche.
“Y eso es difícil de olvidar, sobre todo por la cicatriz que tiene en este momento la sociedad venezolana”, destaca.
Maduro carga con 10 años de crisis económica y eso es difícil de olvidar, sobre todo por la cicatriz que tiene en este momento la sociedad venezolana”.Luis Peche, internacionalista.
Pero en la calle, no todos los que se definen opositores están confiados en que se concrete el resultado que vaticinan las encuestas y que anhelan.
Valeria Ardenko, por ejemplo, no tiene “ninguna” esperanza de un cambio político, pero igual irá a votar por la oposición. Es jubilada y tiene 80 años.
“No creo que haya mayores cambios”, dice Mónica Castro, de 30, que es comerciante.
Harlinson Rivas, de 50, en cambio, está “super ilusionado". Es trabajador público. En su caso, aspira a que “gane o no Maduro” se levanten las sanciones internacionales, que es un mantra del chavismo al momento de escudarse de la crisis.
En todo caso, hay dudas de lo que pueda ocurrir en el proceso de aquí a la elección y los días posteriores.
Es una elección “no competitiva” y con “debilidades estructurales”, “sujeta a un proceso de negociación que ha sido bastante débil”, afirma el analista político Pablo Quintero, politólogo y socio consultor de la firma Log Consultancy.
Y así “no podemos esperar un escenario de estabilidad post electoral”, insiste.
VOA presenta cuatro escenarios electorales basados en entrevistas con expertos:
El “deseable”
El “deseable” es aquel escenario en el que haya un reconocimiento del “resultado real” de la elección por las partes, explica Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Un escenario “ideal” para todas las partes, destaca Quintero, es en el que “se mantenga el hilo constitucional”.
“No reconocimiento” o denuncia de fraude
“En cualquier país del mundo, después de la elección se dan los resultados, la mayoría reconoce a la minoría y viceversa, y las instituciones hacen su trabajo en construir un proceso de transferencia del poder de transición”, señala Quintero, de Log Consultancy.
Pero “en el caso venezolano no podemos esperar eso”, insiste. “Evidentemente es una elección polarizada desde el punto de vista político”.
El “no reconocimiento” es el escenario que le genera “más miedo” a Alarcón.
Sin embargo, dice que ve “difícil” que las instituciones del Estado, por comprometidas que están con la figura de Maduro, “se atrevan a emprender una jugada de esa naturaleza”.
“No quiero decir que sea imposible, pero si yo niego el resultado real de una elección, tengo que estar dispuesto básicamente a hacer cualquier cosa para sostener ese resultado que la gente no va a reconocer. Y tengo que estar dispuesto a aguantar toda la presión que viene de afuera y toda la presión que viene de adentro”, considera.
Edmundo, ¿hasta el final?
“Quien diga que sabe cuál va a ser la historia final de esta película miente, porque todavía no podemos garantizar ni siquiera que Edmundo González vaya a ser el candidato ese día de la elección, porque falta mucho camino por recorrer”, agrega Peche.
Una amenaza reposa en la corte suprema: un dirigente que se dice opositor pero es tildado de colaboracionista introdujo un recurso para eliminar la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática, la plataforma que congrega la mayoría de partidos y es centro de la campaña.
La justicia no se pronunció hasta ahora.
¿Suspensión?
Peche ve como un “caso extremo” y de “última hora” una posible suspensión de la elección.
“De aquí a julio todavía queda bastante margen por actuar. Probablemente el chavismo está agotando todas sus opciones de negociación y de ver cómo avanza la popularidad de Maduro”.
Benigno, de la UCAB, considera que a “estas alturas” es “muy difícil” que se suspenda la elección.
“Creo que a Maduro le interesa mucho salir del trauma electoral antes de que se produzca la elección en Estados Unidos”, el próximo 5 de noviembre.
“Justificar una suspensión de elecciones en este momento es muy complicado”, insiste.
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