Una comisión presidencial reveló nuevos detalles del experimento médico que Estados Unidos realizó en Guatemala en la década de 1940, para comprobar la exposición de 1.300 personas vulnerables a enfermedades de transmisión sexual sin su consentimiento ni conocimiento.
La comisión recomendó al gobierno de Estados Unidos establecer un sistema que resarza a las personas afectadas por las investigaciones.
"Los investigadores colocaron en primer lugar sus propios avances médicos y en un distante segundo lugar al decoro humano", dijo Anita Allen, integrante de la Comisión Presidencial para el Estudio de Asuntos de Bioética, que presentará un informe el próximo mes.
Entre 1946 y 1948, el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos y la Oficina Sanitaria Panamericana contaron con financiación gubernamental para realizar los experimentos médicos que intentaban determinar si la penicilina, entonces relativamente nueva, podía evitar la infección en 1.300 personas expuestas a sífilis, gonorrea y chancroide. Entre los inoculados con sífilis había soldados, prostitutas, prisioneros y enfermos mentales.
La comisión reveló que sólo unos 700 de los infectados recibieron algún tratamiento. También que 83 personas murieron, si bien no adjudica los decesos directamente a los experimentos.
La investigación no produjo ninguna información médica útil, según algunos especialistas, los resultados nunca fueron publicados y el experimento fue ocultado a la opinión pública durante 70 años. En 2010 una historiadora médica del Colegio Wellsley descubrió los expedientes entre los documentos del médico John Cutler, director de aquel experimento.
Cutler también estaba involucrado en otros experimentos similares en afroestadounidenses en el Instituto Tuskegee de Alabama.
El presidente de Guatemala, Álvaro Cólom, describió el experimento como un crimen contra la humanidad, mientras el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció sus disculpas y ordenó una investigación que revise las condiciones del experimento.