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La cúpula militar estadounidense, blanco de las críticas en el Senado


El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, (izq) el secretario de Defensa Lloyd Austin y el general Kenneth McKenzie, comandante del Comando Central de los Estados Unidos, (der) testifican ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Reprenstantes.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, (izq) el secretario de Defensa Lloyd Austin y el general Kenneth McKenzie, comandante del Comando Central de los Estados Unidos, (der) testifican ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Reprenstantes.

Por segunda jornada consecutiva, el alto mando de las Fuerzas Armadas de EE. UU. tuvo que hacer frente a las críticas por la retirada de Afganistán.

El debate sobre el papel del ejército de Estados Unidos en su retirada de Afganistán subió la temperatura el miércoles cuando legisladores republicanos exigieron la renuncia de los principales mandos castrenses.

“Creo que ustedes probablemente no renunciarán, pero si no tuviéramos un presidente que estuviera tan confundido, todos serían despedidos porque eso es lo que se merecen”, afirmó el representante republicano por Florida Matt Gaetz.

El legislador se refería directamente al secretario de Defensa, Lloyd Austin, al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, y al general Kenneth McKenzie, el jefe del Comando Central de los Estados Unidos, a quienes pidió la renuncia.

En ese mismo orden de acusaciones el representante republicano Mike Rogers, de Alabama, líder republicano en el Comité de Servicios Armados de la Cámara, dijo que la evacuación de las tropas "fue un desastre extraordinario, uno de los mayores fracasos del liderazgo estadounidense".

Sin embargo, el presidente demócrata del comité, el representante Adam Smith, intervino reiteradamente en defensa del alto mando.

"Cualquier insinuación de que los caballeros frente a nosotros no son muy capaces, muy inteligentes y están muy comprometidos con este país es simplemente un oportunismo político partidista", dijo Smith.

Los principales ataques han estado dirigidos contra Milley y McKenzie, quienes han recalcado ante los legisladores que su posición era mantener 2.500 soldados en Afganistán, si bien reconocieron que con el avance de los talibanes a mediados de agosto la misión no hubiera estado exenta de peligros.

Ante las críticas por la suerte de estadounidenses y residentes de origen afgano que quedaron atrás, el secretario Austin reveló: “En las últimas 48 horas creo que hemos traído a 63 ciudadanos estadounidenses más y 169 residentes legales permanentes”.

En la actualidad no hay tropas estadounidenses en el terreno, explicó Austin.

* Con información de Jeff Seldin, desde Washington DC.

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