El gobierno de La Habana anunció tras la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que pondrá bajo estudio la posibilidad de que los ciudadanos que residen en la isla tengan derecho a hacer algo que en el resto del mundo es visto por muchos como una prerrogativa común y corriente: viajar de turistas al extranjero.
La propuesta aparece incluida entre más de 300 reformas económicas y sociales aprobadas el mes pasado por el partido gobernante en la isla, y ha generado grandes expectativas entre todos los cubanos dentro y fuera de la isla, donde a lo largo de décadas miles han ido a la cárcel por tratar de salir del país sin la autorización de las autoridades.
Durante años el gobierno cubano ha acusado a Estados Unidos de tratar de desestabilizarlo promoviendo la emigración ilegal desde la isla, que ha sido abandonada por cientos de miles de habitantes de todas las razas, credos y edades, que en su gran mayoría han venido a establecerse en EE.UU., el grueso de ellos –más de un millón 200 mil—en el estado de la Florida.
La supresión de las restricciones para viajar ha sido una de las principales demandas de los cubanos, que para poder salir al extranjero deben obtener un permiso del gobierno, la llamada “tarjeta blanca” por la que hay que pagar $150 dólares y que los autoriza a estar sólo 30 días fuera de la isla. En la generalidad de los casos, este permiso se le niega a militares, profesionales, especialmente médicos, y a los disidentes, que sólo tienen como opción oficial la salida definitiva del país.
En cinco décadas, el régimen sólo permitió que los trabajadores más destacados, seleccionados en sus centros laborales por el PCC, viajaran en una época de turistas a los países del antiguo bloque socialista, en excursiones dirigidas, rigurosamente vigiladas, y en las que los funcionarios a cargo del viaje retenían en todo momento los pasaportes.
Aunque todavía no se ha dicho cómo se piensan reglamentar los viajes de los cubanos al exterior, a la luz de lo expresado por el presidente Raúl Castro de que hay que eliminar el "exceso de prohibiciones”, algunos especulan que si se abren las puertas de salida en un país del que por norma casi todos quieren emigrar, serían pocas las naciones dispuestas a aceptar una avalancha de turistas con potenciales intenciones de transformarse en inmigrantes ilegales.
Eso sin contar infinidad de interrogantes para las que todavía no hay respuestas, entre ellas cómo harían para viajar los cubanos, que tienen un salario promedio equivalente a apenas $20 dólares mensuales, y cómo harían con sus hijos de mantenerse la norma aplicada hasta ahora de que los menores no pueden salir de Cuba de manera temporal con sus padres, sino sólo si lo hacen de manera definitiva.
Con todo, Raúl Alfonso, un jubilado entrevistado en La Habana por la agencia Reuters, acogió de buen grado el anuncio hecho por el gobierno porque a su juicio no hay por qué temer que las personas salgan de la isla. “El que tenga la idea de irse se va a ir, y el que tenga la idea de ir y regresar va a regresar”, dijo.
Sin embargo, tantos años de excesos policiacos hacen dudar a algunos cubanos como a Magaly, una cubana residente en la isla de visita en Miami y que por temor a que las autoridades le apliquen represalias cuando regrese a La Habana me pidió no divulgar su apellido. “La idea de poder viajar libremente como lo hacen otros en el mundo es maravillosa, pero demasiado buena para ser verdad. Cuando lo vea lo creo”, dijo.
Otros como la famosa bloguera Yoani Sánchez, creen que el permiso de salida se mantendrá en pie y que siempre habrá “una lista negra” de los que no puedan viajar fuera de la isla, tal y como ella misma lo sufre en carne propia.
“No me parece que el gobierno vaya a renunciar a esa industria sin chimeneas, tan beneficiosa que le provee millones de dólares al año por concepto de restricciones migratorias”, señaló.
Los ingresos a los que Sánchez se refiere indican que cada cubano que sale actualmente de la isla a visitar a los suyos en EE.UU., paga por concepto de permiso, trámites, pasaporte e impuesto de salida unos $800 dólares.
A eso hay que agregar que por cada mes que se esté fuera de Cuba hay que pagar al gobierno $150 dólares más. Y todo para poder montarse en un avión, cruzar en un vuelo de media hora las 90 millas del estrecho de la Florida y darles un abrazo a los familiares.