Los disturbios continuaron en ciudades de toda Francia por cuarta noche consecutiva a pesar del enorme despliegue policial y de las 1.331 detenciones efectuadas, con autos y edificios incendiados y tiendas saqueadas, mientras familiares y amigos se preparaban para despedir el sábado al adolescente de 17 años cuya muerte por un disparo de un policía desató la violencia.
El Ministerio del Interior anunció el sábado la nueva cifra de arrestos en todo el país, donde 45.000 agentes tratan de sofocar, sin éxito por ahora, los disturbios.
Pese a que el presidente, Emmanuel Macron, exhortó a los padres a mantener a sus hijos fuera de las calles, los enfrentamientos callejeros entre los jóvenes manifestantes y las fuerzas de seguridad continuaron. Según las autoridades, hubo unos 2.500 incendios y saqueos a numerosas tiendas.
El funeral por el adolescente asesinado el martes en el suburbio parisino de Nanterre, que ha sido identificado solo por su nombre, Nahel, comenzó el sábado. Familiares y amigos participaban en un velorio antes del traslado del féretro a una mezquita y más tarde a un cementerio para su sepelio.
Mientras el número de detenidos seguía aumentando, el gobierno sugirió que la violencia estaba comenzado a remitir gracias al refuerzo de las medidas de seguridad. Desde el inicio de los altercados el martes en la noche, las autoridades han realizado un total de 2.400 arrestos, más de la mitad en la cuarta noche de violencia.
Los daños, sin embargo, seguían siendo generalizados, desde París a Lyon o Marsella, e incluso en territorios de ultramar como la Guyana Francesa, donde una persona de 54 años falleció tras ser alcanzada por una bala perdida.
Cientos de policías y bomberos resultaron heridos, incluyendo 79 en la última noche, pero las autoridades no revelaron la cifra de civiles heridos.
La selección nacional de fútbol — incluyendo el as Kylian Mbappe, el ídolo de muchos de los jóvenes que viven en los vecindarios desfavorecidos donde radica la violencia — pidió el final de la violencia.
“Muchos de nosotros somos de barrios de clase trabajadora, compartimos también este sentimiento de dolor y tristeza" por el asesinato de Nahel, dijeron los futbolistas en un comunicado. “La violencia no resuelve nada (...) hay otras formas pacíficas y constructivas de expresarse”.
En su lugar, este es un momento de “duelo, diálogo y reconstrucción”, añadió la nota.
La madre de Nahel, a quien se identificó como Mounia M., declaró a la televisora France 5 que está enojada con el agente que mató a su hijo, no con la policía en general. “Vio a un chico joven, de aspecto árabe, y quiso quitarle la vida”, afirmó. La familia tiene raíces argelinas.
El fatal tiroteo avivó las tensiones entre la policía y los jóvenes que viven en complejos de viviendas sociales y luchan contra la pobreza, el desempleo y la discriminación racial. Los disturbios posteriores han sido los peores registrados en Francia en años y aumentan la presión sobre Macron, que culpó a las redes sociales de azuzar la violencia.
A primera hora del sábado, los bomberos de Nanterre sofocaron los incendios causados por los inconformes, que dejaron restos de vehículos carbonizados desperdigados por las calles. En el vecino suburbio de Colombes, volcaron depósitos de basura con los que se levantaron barricadas improvisadas.
En la ciudad portuaria de Marsella, saqueadores entraron en una armería durante la noche y se llevaron algunas piezas, según la policía. Los agentes realizaron casi 90 arrestos allí, mientras los grupos de manifestantes prendían fuego a autos y rompían escaparates de tiendas para robar en su interior.
Edificios y vehículos fueron vandalizados también en la ciudad oriental de Lyon, donde un tercio de los cerca de 30 arrestos efectuados fueron por robo, indicó la policía. Las autoridades reportaron incendios en la calle tras una protesta no autorizada con más de 1.000 personas celebrada horas antes.
Se registraron menos incendios, autos incendiados y ataques a comisarías en toda Francia que la noche anterior, apuntó el Ministerio del Interior. Su titular, Gerald Darmanin, aseguró que la violencia era de “mucha menor intensidad”.
El alcalde de Nanterre, Patrick Jarry, señaló que el país tiene que “impulsar cambios” en los barrios marginales.
A pesar de los repetidos llamados del gobierno a la calma y al refuerzo del operativo policial, el viernes hubo también actos violentos a plena luz del día. Una tienda de Apple fue saqueada en la ciudad oriental de Estrasburgo, donde la policía disparó gases lacrimógenos, y en un centro comercial de París, se destrozaron las ventanas de un local de comida chatarra y los agentes impidieron la entrada de inconformes a una tienda cerrada, según las autoridades.
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