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Cuando el coronavirus ataca, la células humanas se convierten en fábricas de virus


Medicamentos desarrollados para otras enfermedades podrían ser útiles para tratar a los enfermos de COVID-19.
Medicamentos desarrollados para otras enfermedades podrían ser útiles para tratar a los enfermos de COVID-19.

En un tanto una búsqueda a ciegas. Un medicamento para esquizofrenia o el síndrome de Parkinson puede que ayude a combatir el coronavirus. Y si se combina con otra con un efecto diferente, se puede producir un antiviral potente. Esa es la búsqueda que no tiene un plazo definido. Millones la esperan.

Todo empieza en la superficie de las células, cuando el virus se aferra a la proteína que normalmente ayuda a regular la presión arterial. La célula inconscientemente lleva al virus a su interior, donde el virus emite sus órdenes: crear más virus.

Sin equipamiento propio, el virus ordena a los mecanismos de las células para que copien su código genético, produzca más virus y que lleve los gérmenes a la superficie de la célula, desde donde infecta otras células.

Medicamentos ya disponibles en las farmacias pueden actuar en distintas partes de ese proceso. Aunque no hayan sido creadas como antivirales, en la carrera por afrontar el creciente brote de coronavirus, los científicos esperan que estos medicamentos ya existentes puedan ayudar en algo.

"No tenemos el lujo de un programa de descubrimiento de cinco años. Necesitamos los agentes ahora mismo”, dijo Warner Greene, un doctor e investigador del Instituto Gladstone de Virología e Inmunología.

La búsqueda ha producido algunas inverosímiles posibilidades. Medicinas contra el cáncer, medicamentos para problemas cardíacos, una droga para la esquizofrenia y un tratamiento para la enfermedad de Parkinson se han convertido en posibles candidatos. Ya hay pruebas con un medicamento contra la malaria llamado Chloroquina.

Formas misteriosas

A pesar de toda la ciencia que hay detrás del desarrollo de fármacos, los científicos muchas veces no saben exáctamente cómo funcionan.

"En muchos casos, no conocemos todos los mecanismos”, dijo el virólogo, Jason Kindrachuk, de la Universidad de Manitoba. "A veces encontramos que hay efectos que inicialmente no habíamos reconocido”.

Estos tratamientos pueden resultar útiles pues frecuentemente los medicamentos tienen efectos múltiples. Nuestras células frecuentemente usan la misma maquinaria para hacer distintos trabajos, dijo Kindrachuk, y un medicamento que actúa en una parte de la maquinaria puede provocar más de un resultado.

A veces los resultados son efectos no deseados. Pero a veces ofrecen oportunidades para tratar condiciones completamente diferentes.

Después de que hombres calvos tomaron el medicamento para la presión alta Minoxidil, la droga se convirtió en el lucrativo producto para el crecimiento del cabello llamado Rogaine.

Viagra fue originalmente desarrollado para tratar dolores de pecho ocasionados por problema cardíacos. Su impacto en la disfunción eréctil fue una inesperada -y lucrativa- sorpresa.

Mejor juntos

Pero una droga diseñada para otro propósito no necesariamente trabajará bien contra el virus.

"Creo que podríamos encontrar un medicamento que sea moderadamente efectivo, o varias drogas que sean moderadamente efectivas”, dijo Greene. “Y luego la pregunta es, ¿qué pasa si juntas esas dos medicinas moderadamente efectivas? Podrán crear sinergia y formar un antiviral realmente potente? Ese es nuestro plan”.

Su grupo está revisando miles de medicamentos para determinar si funcionan contra el virus en un tubo de pruebas. Él espera tener resultados en dos o tres meses. Varios equipos están trabajando con estrategias similares, usando robots para realizar múltiples pruebas a la vez.

Otros científicos están trabajando para descubrir cómo el virus interactúa con los diferentes procesos ocurriendo dentro de las células humanas, y buscando medicinas que actúen en esos procesos.

Son investigaciones iniciales. Cualquier medicamento que luzca prometedor en estas pruebas necesitará ser probada en animales, y luego en pequeños grupos de personas, para asegurarse que la cura no resulta peor que la enfermedad.

Greene advierte que es un proceso largo.

"Es un primer paso”, dijo. “Hay muchas pistas falsas aquí. Pero son pistas”.

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