El aumento de arrestos de religiosos nicaragüenses mantiene en vilo a los funcionarios de Estados Unidos, quienes advierten que, de no ver compromisos por parte del gobierno de Daniel Ortega para liberar a los apresados, estarían dispuestos a tomar nuevas medidas contra el país centroamericano.
“Siempre hay la posibilidad de más sanciones a Nicaragua”: así lo expresó este viernes a la Voz de América Eric Jacobstein, subsecretario adjunto de la oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, que cubre América Central, Cuba y la migración regional.
Jacobstein señaló acciones como “socavar la democracia” y “la relación bastante preocupante con Rusia” como elementos adicionales que mantienen en alerta a EEUU en cuanto a Nicaragua.
“Estamos dispuestos a utilizar todas las herramientas que tenemos en cuanto a la situación bastante difícil en Nicaragua”, agregó.
Al cuestionar si, por el contrario, EEUU estaría dispuesto a negociar la flexibilización de sanciones a cambio de la liberación de los religiosos presos en Nicaragua, Jacobstein aseguró que “siempre que proceda, el levantamiento de sanciones puede ser una opción”.
Esto solo ocurriría -contestó- “una vez que el Gobierno de Nicaragua cumpla su compromiso con el pueblo y lleve a cabo reformas electorales significativas que permitan elecciones libres y justas, y tome medidas para restablecer incondicionalmente las libertades civiles y la democracia”.
Nicaragua como “país de preocupación” para EEUU
Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, señaló el jueves a Nicaragua y Cuba como país de especial preocupación por haber cometido o tolerado violaciones graves a la libertad religiosa en consecuencia a la persecución al clero.
Jacobstein detalló que esta designación funciona como un nuevo “llamado de atención” a ambos gobiernos, y en el caso de Nicaragua, se agrega a las medidas impuestas para imponer restricciones de visado a personas en Nicaragua que participen de violaciones a la libertad religiosa.
Las agresiones del gobierno de Nicaragua contra la Iglesia católica han ido en aumento desde el año 2018, cuando surgió una crisis política en el país centroamericano. Desde entonces, al menos a 18 religiosos, entre ellos dos obispos y tres seminaristas han sido privados de la libertad.
El mes con mayor cantidad de aprehensiones fue diciembre pasado.
Uno de arrestos más polémicos fue el del obispo Rolando Álvarez, quien lleva más de 500 días en prisión. Álvarez es emblemático por su postura crítica a los “abusos” del gobierno nicaragüense y fue condenado a 26 años de prisión, así como despojado de su nacionalidad tras acusársele de “traición a la patria”.
“Nosotros condenamos la continua e injusta detención del obispo Rolando Álvarez y seguimos de cerca su caso. Compartimos las profundas preocupaciones de la comunidad internacional sobre el estado de salud del obispo Álvarez, pero llamamos a la inmediata liberación y sin condiciones del obispo”, dijo Jacobstein.
Una petición pública y privada
Aunque el gobierno estadounidense ha pedido públicamente la liberación de Álvarez y los demás religiosos, Jacobstein aseguró que el país mantiene conversaciones privadas con Nicaragua con este llamado.
“EEUU continúa recordándoles” que “el presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo son los únicos que tienen el poder en sus manos para liberar al obispo Álvarez, de hacerlo sin condiciones, de revocar los cargos en su contra y restablecerle los derechos de los que fue despojado”, apuntó.
Ante la posibilidad de que EEUU sirviera como mediador para una posible liberación, tal y como sucedió en febrero de 2023 con los 222 ex presos políticos que fueron enviados a Washington, Jacobstein dijo no quererse “enfocar en las vías en que puede ser una negociación. Lo que nosotros estamos enfocados solamente en la liberación, sin condiciones, del obispo”.
Por otro lado, a unos 10 meses del fin de las relaciones entre el Vaticano y el gobierno nicaragüense, el funcionario reiteró que esta decisión “aísla aún más” a Nicaragua y “demuestra la continua intolerancia y persecución contra los miembros de la Iglesia Católica y sus seguidores”.
Más allá de la Iglesia católica
Los ataques del gobierno nicaragüense también estarían abarcando a comunidades de evangélicos en Nicaragua, según reveló Jacobstein, lo que hace de esta una “situación preocupante para todas las religiones de Nicaragua”. Solo en los últimos dos años han sido clausuradas unas 265 asociaciones ligadas a la Iglesia evangélica.
“Desafortunadamente lo que ha hecho el gobierno Ortega-Murillo contra la Iglesia católica también ha pasado a comunidades evangélicos en Nicaragua. Así que eso no ha sido únicamente un problema para los católicos, pero para todas las religiones, incluyendo los evangélicos y también otras instituciones y organizaciones religiosos.
El gobierno nicaragüense también mantiene en la cárcel a 11 misioneros religiosos evangélicos bajo acusaciones de supuesto lavado de dinero.
Martha Patricia Molina, una investigadora nicaragüense que recopila las agresiones contra la Iglesia católica, dijo a la VOA que desde el 2018 los religiosos han sido objeto de más de 700 ataques, de los cuales 307 se perpetraron en 2023.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, dijo que la comunidad internacional no ha presionado lo suficiente al gobierno de Nicaragua para que cese la persecución contra la Iglesia.
Báez, quien está exiliado en Estados Unidos y fue despojado de su nacionalidad por el gobierno, enfatizó la importancia de hacer eco de lo que ocurre en Nicaragua.
"Varias veces he dicho que no nos dejen solos, refiriéndome a la Iglesia universal, a todo el pueblo de Dios. A mí me ha dado la impresión que ha dejado mucho qué desear la solidaridad, el interés, la cercanía y manifestaciones en relación con lo que ocurre en la Iglesia con Nicaragua", dijo Báez a medios nicaragüenses el domingo pasado.
A menos de 24 horas de que EEUU emitiera declaraciones en el día 500 del arresto del obispo Álvarez, el gobierno de Ortega mostró imágenes en televisión oficial del sacerdote acompañado de autoridades. Para el gobierno estadounidense, estas “no son” muestra suficiente de que el obispo se encuentra en buena condición de salud.
“Seguimos profundamente preocupados por la salud, la condición del obispo…seguimos nuestras llamadas junto con la comunidad internacional, junto con el papa, por la inmediata liberación del obispo sin condiciones”, concluyó.
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