La economía de Estados Unidos sigue ofreciendo señales preocupantes que sólo auguran un largo camino de recuperación, en el mejor de los casos.
En el pasado mes de junio (2011) los estadounidenses recortaron sus gastos por primera vez en casi dos años en un momento en el que sus ingresos también cayeron a cifras preocupantes.
El gasto de los consumidores bajó un 0,2% en junio, dijo el Departamento de Comercio. Parte de ese retroceso estuvo causado por el abaratamiento de los alimentos y la energía, que se habían disparado en los últimos meses. Con la exclusión de esos rubros, el gasto de los consumidores no varió.
Los ingresos subieron un 0,1%, la menor cuantía desde septiembre. Muchas personas han respondido a la crisis ahorrando más: el índice de ahorro personal creció un 5,4% tras el pago de impuestos, su mayor nivel desde agosto del 2010.
Las estadísticas confirmaron el informe de la semana pasada, según el cual la economía creció a un ritmo anual del 1,3% en el segundo trimestre tras expandirse solamente un 0,4% en el primero. Empero, resalta la renuencia de los consumidores a gastar en el segundo trimestre, lo que podría significar que la economía está empeorando.
Tras la difusión de la noticia, los futuros accionarios se cotizaban más abajo.
"El reciente flujo de malas noticias económicas ha aumentado nuestra preocupación de que cualquier repunte será más modesto de lo que parecía anteriormente", dijo el economista Paul Dales, de la firma Capital Economics, según la agencia de noticias AP.
Los elevados precios de la gasolina y el elevado desempleo persistente han constreñido los presupuestos familiares en el segundo trimestre. Muchos estadounidenses redujeron sus compras de automóviles, muebles y electrodomésticos. El gasto de la población es seguido atentamente porque suma el 70% de la actividad económica en Estados Unidos.
Las empresas han respondido reduciendo la contratación de personal. La economía apenas creó 18.000 puestos de trabajo en junio (2011), la menor cuantía en nueve meses, y el índice de desempleados aumentó al 9,2%, el mayor nivel en lo que va de año.
El mayor descenso en el gasto de los consumidores ocurrió en los combustibles y la alimentación. El gasto en bienes no duraderos bajó un 5,5% como consecuencia del abaratamiento de esos dos rubros tras las alzas de principios de año.
Fuera de la alimentación y la energía, los precios subieron un 0,1%.